Santurario de los Milagros - Nosa Señora dos Milagres

Santuario de los Milagros (Nosa Señora dos Milagres)

 

Santuario de la Virgen de los Milagros.
Otro recuerdo vivo que tengo de mi infancia fue la visita al Santuario de los Milagros, con mis padres, cuando yo tendría unos siete años. En aquella ocasión, tal vez por mi edad, fuimos en autobús. Supongo que tuvimos que cogerlo en Orense para ir directamente al santuario. Era hacia finales de agosto y próximos a la novena, ya que todo estaba muy concurrido de gente y había carpas que ofrecían comidas en la explanada exterior del recinto del santuario.

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Dormimos en la hospedería para los peregrinos. Yo recuerdo el lugar como muy austero, grande y de colores oscuros en las puertas y paredes, o al menos a mí me lo parecía. La habitación tenía una gran ventana y las puertas, también muy grandes, se cerraban con una llave de hierro, como las usadas en aquella época para cerrar las casas aunque algo más pequeña. En la planta baja había mucho ajetreo de gente. Creo que había un comedor donde la gente reponía fuerzas después de una larga caminata con la merienda oportunamente llevada. Supongo que habría que comprar el vino y el pan en el lugar.

Dado el carácter de peregrinación, la visita requería un cierto sacrificio. La mayoría iba a pié en recorridos que fácilmente sobrepasaban los 30 kms. Algunos peregrinos con una petición especial o una promesa por una gracia concedida, hacían el recorrido descalzos, en incluso el último tramo desde la puerta del recinto hasta la basílica andando de rodillas. Es conmovedor ver cuanta fe puede caber en el corazón humano.

Llegamos pues por la tarde, después de acomodarnos en la hospedería hicimos una visita a la virgen y dimos una vuelta por las siete capillas exteriores del Vía Crucis, rezando el oportuno padrenuestro y avemaría, con paradas obligadas en las fuentes, cuya agua se creía también milagrosa, mojando aquellas partes del cuerpo que se pretendía curar, o simplemente las manos que se pasaban por la cara para que la salud no nos abandonara. Después de la oportuna cena en el referido comedor, era hora de acostarse, ya que al día siguiente la obligación era asistir muy temprano a la primera misa, que supongo sería a las 7 de la mañana, siempre muy concurrida. La confesión y comunión formaban parte de las obligaciones de los peregrinos, por lo que se iba en ayunas. Luego era costumbre asistir a dos misas más. Se creía que con tres misas se hacían méritos suficientes ante el Señor para contar con su protección o ayuda para que nos librara de todo mal. En esa época se reunía mucha gente de todo el contorno, aunque supongo que habría también devotos y peregrinos de otros lugares de la provincia o incluso de toda Galicia y de otras provincias limítrofes.

La festividad de la Natividad de María se celebra el 8 de septiembre y es la fiesta mayor del santuario. En esa fecha se reúne una gran cantidad de fieles, celebrándose con gran solemnidad la misa en la explanada exterior, oficiada desde el balcón de la fachada de la basílica. Antes de ese momento, durante los nueve días previos tiene lugar la novena a la Virgen, consistente en la celebración de la eucaristía, predicación y rosario, entre otros actos, donde el rosario de antorchas tiene especial relevancia. Durante esos nueve días acuden peregrinaciones colectivas, organizadas por distinta parroquias y cofradías de la Virgen, que hacen el desplazamiento y los actos conjuntamente.

Hoy en día se produce también una gran afluencia de gente, pero los medios de transporte son los actuales, nada que ver con el sacrificio de antaño. Por costumbre o tradición, y precisamente por la facilidad del desplazamiento, mi familia visita el santuario cada vez que nos desplazamos a Galicia. Siempre que sea posible ajustar fechas procuramos hacerla coincidir con el día 20, día de la feria mensual en la localidad próxima de Maceda. Así, después de la misa de 11, regresamos a Maceda para dar una vuelta por el ferial, comprar algunos productos de la tierra, tales como frutas, hortalizas, miel, pan de maíz o cualquier otro capricho, aprovechando la ocasión para comer el tradicional pulpo “á feira” y retornar a casa a primera hora de la tarde.

Siempre he sentido curiosidad por conocer la historia y origen de las cosas o tradiciones de los lugares que visito. Hace ya muchos años también me interesé por conocer los motivos que empujaron a tanta gente a peregrinar a ese lugar, con tanta devoción y fe. Fruto de mis averiguaciones, paso a relatar sucintamente algunas informaciones.

El Santuario de la Virgen de los Milagros se sitúa en el municipio de Baños de Molgas (Ourense), bella población que se encuentra en el valle del Medo, junto al cauce del río Arnoia, conocido ya por los romanos por sus aguas termales, recurso que explota en su histórico balneario. El santuario se asienta sobre el monte Medo, en la parte baja de la sierra de San Mamede. El lugar ofrece unas panorámicas pintorescas del valle del río Arnoia, especialmente desde el mirador existente en el exterior del muro en la parte trasera del templo.

Este lugar, como tantos otros, fue frecuentado por los eremitas para dedicar su vida a la oración, la meditación y la penitencia. Los lugares elegidos por estos penitentes eran de una ubicación excepcional, concurriendo siempre un entorno retirado que invita al recogimiento, la belleza natural que recuerda la maravillosa obra del Creador y por confluir un magnetismo especial.

Dice la tradición que en siglo XII se apareció la virgen a una pastora sobre un viejo roble, dando origen a una primera ermita. La devoción fue aumentando construyéndose otra iglesia de mayores dimensiones, restos de la cual están en el jardín del lado izquierdo del santuario. Con el paso del tiempo, y en especial en el siglo XVII, la afluencia de romeros y peregrinos fue tal que surgió la necesidad de construir un nuevo templo. Las limosnas, donativos y legados aportaron la financiación necesaria, levantándose a principios del siglo XVIII el actual santuario. Se comienza en 1731 y se termina en 1768, después de 37 años. Hasta esa fecha la advocación de la virgen era conocida como Nosa Señora do Medo, en referencia al lugar donde se encontraba el tempo. Es precisamente a partir de ese momento cuando, a raíz de la curación de un paralítico durante la celebración de una misa, comenzó a denominarse por la gente del pueblo como la Virgen de los Milagros, atribuyéndosele otros muchos prodigios. Se crearon numerosas cofradías en muy diversos lugares, no solo en las provincias gallegas, sino también en las vecinas de Asturias, León, Zamora y norte de Portugal. Estas cofradías fueron motor de una creciente devoción a la Virgen y de las romerías anuales que organizaban sus miembros.

La imagen actual de la Virgen es una talla policromada del S. XVI. La imagen reposa en un camarín dentro de un baldaquino que constituye el altar mayor, dando un protagonismo absoluto a la imagen de la Virgen. Existen unas escaleras en la parte posterior por las que se accede al camarín de la imagen, que puede ser girada 180 grados para permitir ser besada por los fieles, depositando la limosna en el correspondiente cepillo. El templo es de estilo barroco, de proporciones considerables, con tres naves y una fachada con cuatro torres simétricas, más pequeñas las de los extremos y más altas las del centro. Tiene tres puertas con acceso a cada una de las naves. La fachada tiene un balcón central donde se celebra la eucaristía en las grandes festividades, cuando concurren enormes masas de files que se reúnen en la amplia explanada. Este balcón contiene una gran hornacina con una imagen de la Inmaculada, franqueada a ambos lados por otras dos hornacinas con las imágenes de Santa Ana y San Joaquín, los padres de la Virgen María.  Coronando la fachada, entre las torres, está la estatua de San Martín a la izquierda, patrono del Obispado de Orense, Santiago a la derecha y entre las dos torres centrales el Cristo Salvator Mundi, con la bola del orbe en su mano izquierda mientras imparte su bendición con la derecha. En la parte trasera, por la parte exterior del ábside, también hay otras tres hornacinas con las imágenes de San Pedro, San Pablo y San Juan Bautista. La fachada barroca del templo antecede algunos años a la de la catedral de Santiago que da a la plaza del Obradoiro, por lo que pudo ser inspiración o ensayo de la que luego se levantó allí.

El templo está rodeado por un trabajado cerramiento de piedra, con asiento corrido en todo él, y adornado con remates de grandes bolas de piedra descansando sobre elegantes soportes troncopiramidales, todo ello sobre un soporte que cierra los grandes balaustres también de piedra. Este cierre deja un atrio con una anchura de seis metros abriéndose al exterior por siete puertas, franqueadas por pilares coronados con cruces representativas de las catorce estaciones del Vía Crucis.

A su vez, todo el conjunto está encerrado por un alto muro de sillares de granito que deja en su interior el Santuario, el hostal-restaurante, la residencia de los padres paúles, que rigen el templo desde 1869, la capilla de las confesiones y la capilla de ofrenda de velas, una a cada lado de la parte trasera. Estas capillas permiten agilizar estas tareas que de otro modo entorpecían el desarrollo del culto en la iglesia principal. Este muro se abre al exterior por cuatro puertas.

En el exterior del recinto, y delante de las puertas de entrada, hay una amplia explanada para aparcar y para instalación de carpas de restauración en las grandes ocasiones. También en el exterior y a la izquierda está el antiguo colegio, hoy sin actividad debido a la construcción de institutos públicos en todas las poblaciones del entorno, pero que en el pasado desarrolló una importante labor formativa benéfica para muchas generaciones de gentes del pueblo. Rodeando este muro por el exterior, a la derecha del conjunto, hay un paseo de tierra que recorre las siete capillas construidas del Vía Crucis, ya que el resto no se pudo afrontar por razones económicas. Estas capillas contienen estatuas en madera representando escenas de la Pasión. Igualmente encontramos dos fuentes, la de la Virgen y de la Cunca, así como el viejo roble de la Virgen, que supuestamente fue el lugar de la aparición inicial, según cuenta la tradición.

El Santuario fue Declarado Monumento Histórico Artístico Nacional en 1982.


Para agilizar la descarga de la página, adjunto una entrada separada de 20 fotos de los lugares que considero más representativos del santuario y su entorno. Para acceder a ella clicar en el siguiente enlace:

Galería de Fotos - Santuario de los Milagros 


Horario de Misas:

Días laborables: 
Por la mañana a las 9 y 11 todo el año.
Por las tardes a las 17 en invierno y a las 18 en verano.

Domingos y Festivos: 
Invierno: 9, 10, 11, 12, 13, 17
Verano: 9, 10, 11, 12, 13, 18, 20  

En verano los sábados y vísperas de festivos hay una misa más por las tardes a las 20 horas.

NOTA: La época de verano e invierno cambian coincidiendo con el cambio oficial de la hora.

Estos horarios son bastante estables, no obstante se recomienda confirmarlos en la página oficial del Santuario: Horario de Misas en el Santuario de los Milagros 
 

Como llegar:

Desde Orense por la carretera vieja de Ponferrada, la OU-536, dirección a Pobra de Trives hasta el Alto do Couso. Ahí desvío hacia Maceda por la OU-104. Desde Maceda tomar la OU-103 hasta Los Milagros. Total, unos 32 Kms.

Desde Armariz: De Armariz a Loña do Monte por la OU-510. Desde Loña do Monte hasta Tarreirigo por la OU-509. Desde Tarreirigo al Alto do Couso por la OU-536. Ahí coger la OU-104 hasta Maceda y desde allí por la OU-103 hasta los milagros. Total, unos 27 Kms.

En la pestaña de Galería de Fotos, hay una entrada con una muestra gráfica del santuario.

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