10/09/2018 - José Luis Domínguez Carballo
Continuando con mi labor investigadora de hechos relevantes acontecidos en nuestro pueblo de Armariz, he orientado mis pasos a revisar los periódicos disponibles del final siglo XIX y primera mitad del siglo XX. Para llevar a cabo esta laboriosa tarea me he servido de la magnífica información disponible en la página web de “Galiciana – Biblioteca Dixital de Galicia”. Aunque incompleta, contiene información relevante y de interés que iré reflejando es este y posteriores artículos.
Cabecera de El Eco de Galicia del 10 de enero de 1913 |
(Para leer el artículo completo clicar en "Seguir leyendo" que figura a continuación.)
En este relato se recogen hechos que afectaron a personas reales de nuestra parroquia, sucesos que son públicos por haber aparecido en los periódicos de la época, personas todas ellas fallecidas en el momento presente, y con apellidos tan comunes en la parroquia que podrían pertenecer a distintas familias. Hago esta observación porque considero que nadie debería sentirse concernido por los hechos que se relatan a continuación, que ocurrieron hace mucho tiempo, en unas circunstancias que nada tienen que ver con las actuales, y por tanto no deben objeto de censura con los parámetros actuales en ningún caso. Deben contemplarse únicamente como reflejo de un tiempo pasado, con una finalidad meramente ilustrativa e histórica, en el mismo tono que tienen el resto de mis relatos. La finalidad de mi blog es dejar constancia de nuestra parroquia en todos los ámbitos posibles, para que, conociendo nuestro pasado, sepamos valorar nuestro presente y no reiteremos nuestros errores.
Uno de los hechos más curiosos y novedosos en esta investigación fue descubrir que hubo una fábrica de pólvora en nuestro pueblo, y que sufrió varios accidentes graves recogidos fielmente por la prensa de la época. Para profundizar en la naturaleza de esta fábrica y otras noticias importantes, habría que disponer de más tiempo del que yo dedico en mis esporádicas visitas a nuestro pueblo y en mis limitadas investigaciones en los archivos históricos en Orense, donde pudieran quedar registros escritos de algunas de estas actividades. Toda investigación histórica es laboriosa y además de resultados inciertos, sin olvidar que yo solo soy un aficionado en esta labor.
La fábrica de pólvora de Armariz hemos de suponer que se dedicaba fundamentalmente a fabricar productos pirotécnicos, tal vez explosivos para abrir rocas de granito, y cartuchos de caza. La fabricación de pólvora es un método relativamente sencillo que mezcla azufre con salitre y carbón. Ésta sería la pólvora llamada negra, que es la más elemental. Para producir los colores de los fuegos de artificio se le agregan distintas sustancias que, al arder, generan diferentes tonalidades. La pólvora se cree que fue descubierta por los chinos hace más de mil años, siendo conocida en Europa ya en la Edad Media; fue hacia el siglo XV cuando se desarrolló su producción, tanto para espectáculos pirotécnicos como para uso militar.
Cabecera de El Noticiero Gallego del 20 de septiembre de 1935 |
Alfred Novel inventó la dinamita en 1866, creando una empresa en España en 1872, llamada Sociedad Anónima Española de la Pólvora Dinamita, que la fabricaba en exclusiva. La dinamita se compone de nitroglicerina combinada con diatomita que es una roca que le aporta estabilidad y hace más seguro su transporte y manipulación. Es un explosivo mucho más potente que la pólvora, pero muy peligroso por la facilidad de explosionar en su manipulación. La fabricación de la dinamita desplazó el uso de la pólvora negra para usos militares e industriales, especialmente en la minería.
En mi opinión, la fábrica de Armariz debía ser de una dimensión muy pequeña, totalmente artesanal, con unos sistemas de producción muy elementales y con una tecnología muy primaria, no suponiéndole capacidad para fabricar dinamita, ni siquiera de forma clandestina. Según indagaciones que he podido hacer, es posible que se ubicara en la zona de Morigo, a orillas del río Loña, y usara la fuerza motriz del agua para la molienda de los componentes de la pólvora. Con el tiempo, una vez cesara esta actividad productiva, estos molinos se dedicaron a la molienda de grano como todos los demás que jalonan el río en nuestra parroquia.
El Correo Gallego de fecha 17 de abril de 1886 incluye la siguiente noticia de alcance, recogida también por el diario El Lucense de la misma fecha:
"Se ha declarado un violento incendio en la fábrica de pólvora que en Armariz, término municipal de Nogueira (Orense), posee el señor Plantado. Desgraciadamente hay que lamentar la muerte de tres operarios que perecieron víctimas de horribles quemaduras."
Según he podido indagar en el libro de difuntos de la parroquia, en las fechas 10 y 12 de abril de 1886, las víctimas del infortunado accidente fueron las siguientes:
María Luisa Martínez Rodríguez - Soltera de Verdefondo
Honorato Lorenzo Carballo - Soltero de Armariz
Julia Álvarez - Soltera de Armariz
Un producto tan peligroso como la pólvora, con unas técnicas de producción y unas instalaciones que supongo eran bastante elementales y primitivas, es previsible que generaran frecuentes accidentes. Incluso hoy en día, con todas las supuestas medidas de seguridad y controles inpectores imaginables, son bastante frecuentes, ocasionando incluso víctimas mortales. Así pues, no es de extrañar que, nuevamente, tengamos constancia de otro accidente recogido por El Eco de Galicia de 05 de mayo de 1896, donde aparece:
Eco de Galicia del 05 de mayo de 1896:
“Según escriben de Orense, en Armariz, ayuntamiento de Nogueira, hizo explosión una caja de dinamita que era conducida en un carro tirado por bueyes.
Resultaron despedazados el carretero y el carro. Además hubo un herido.
La detonación fue espantosa, se oyó a 15 kilómetros del lugar de la catástrofe, así como en Orense."
Cabecera de Galicia Moderna de 14 de febrero de 1886 |
El accidente debió de tener repercusión y crear alarma en la opinión pública de Orense, ya que empezaron a surgir peticiones de un mayor control de este centro productivo, como queda acreditado en la siguiente nota aparecida en la Gaceta de Galicia.
Gaceta de Galicia del 07 de mayo de 1896
"A consecuencia de la explosión ocurrida recientemente en el camino de Armariz, ayuntamiento de Nogueira de Ramuín, háblase en Orense de si hay o no necesidad de girar visitas de inspección a los establecimientos en que se sospeche puedan existir materias explosivas."
Aun habiendo sido grave el accidente, y el posterior revuelo que pudo organizarse, la fábrica continuó funcionando. La continuidad de la actividad queda acreditada por el hecho de que, nuevamente, un año más tarde del anterior suceso, volvió a ser víctima de otra explosión. El Pensamiento Gallego deja constancia del accidente:
El Pensamiento Gallego del 23 de marzo de 1897:
"El viernes hizo explosión la fábrica de pólvora que en la inmediaciones de Armariz (Orense) tenía establecida D. Luis Ramón Gómez. Los materiales de la casa fueron lanzados a gran distancia. No hubo desgracias."
Revisando el calendario de la época, el referido viernes del accidente debía corresponder a la festividad de San José, el 19 de marzo de 1897.
Desde esa fecha ya no he encontrado referencias a otros incidentes en la referida fábrica, por lo que puede deducirse que cesaran en la actividad. Creo lógico suponer que los molinos de la pólvora se reconvirtieran para su uso en la molienda de grano, ya que el funcionamiento es idéntico, cambiando posiblemente solo las piedras de la molienda. A la vista de los restos de los molinos hoy existentes, creo que pudieron corresponder con los que conocemos como molino de las Ciscadas y el de Zabanas. Si alguien tiene alguna información complementaria le agradecería me lo hiciera saber.
Por lo que vemos, la actividad de fabricación de pólvora
en Armariz no fue algo ocasional, sino que fue una realidad durante varias
décadas. Al margen de los accidentes relatados por la prensa de la época, he
podido encontrar evidencias anteriores a través de una revisión del libro de
difuntos de la parroquia, donde consta la muerte de dos personas por accidente
en la referida fábrica. Otra información relevante que se desprende de los
asientos de defunción es que la ubicación de esa instalación inicialmente estaba
en Verdefondo, antes de trasladarla a los molinos en la margen del río Loña, en
el paraje denominado Morigo. Sin duda el traslado debió estar motivado por
alejar del pueblo una actividad tan peligrosa.
Reproduzco a continuación el contenido literal del
asiento de entierro de una de las víctimas y datos del segundo fallecido.
"En 13 de noviembre, año de 1870, yo, Dionisio Puga,
abad de esta parroquia de San Cristóbal de Armariz, mandé dar sepultura en el
cementerio de esta parroquia, al cadáver de Juan Cid, vecino de Sta. María de
Melias, que murió el día 10, recibió el sacramento de la penitencia, y no óleos
por no dar lugar su enfermedad, que según certificado de Don Camilo Castro,
médico que lo asistió, fue producida por el incendio de una fundición de una
fábrica de pólvora en el pueblo de Verdefondo en esta parroquia. En el mismo
día se le tuvo una vigilia y misa con tres señores sacerdotes, todo gratis. Y
que conste, lo firma Dionisio Puga."
Además de la anterior víctima, consta otro fallecimiento
de José Alvarez, soltero, hijo de Manuel, del lugar de Verdefondo, que murió el
11 del mismo mes, como consecuencia de las quemaduras extensas, resultado de un
incendio de la fábrica de pólvora en que se hallaba con otros en el mismo día.
Lamentablemente, en otro accidente de la fábrica pirotécnica de Melias (Pereiro de Aguiar), ocurrido el 8 de septiembre de 2006, fallecieron los hermanos Emilio Fernández Pato de 62 años y Josefa de 58 años, ambos nacidos en nuestra parroquia de Armariz. La empresa Pirotecnia Melias es una empresa familiar con cerca de 100 años de existencia. Como se puede apreciar, la peligrosidad de la actividad es muy alta, como confirman los numerosos accidentes, incluso en la época actual, a pesar de las rigurosas medidas de seguridad y una normativa de prevención muy estricta.
Cabecera de Correo de Galicia de 27 de octubre de 1929 |
Otro negocio peculiar que parece hubo en Armariz fue el de un taller de falsificación de moneda, que podemos situar a comienzos del siglo XX. La falsificación de moneda en el siglo XIX fue una práctica tan generalizada, que en Barcelona en 1886 la falsificación era la tercera actividad delictiva en importancia. Existía una gran cantidad de duros de plata falsos en circulación, algunos tan perfectos que era casi imposible distinguirlos de los auténticos. La mayoría de las falsificaciones de duros de plata consistían en discos de un metal común, como el latón o el hierro, recubiertos con una capa de plata sobre la que se estampaba la efigie. En otras ocasiones se fabricaban totalmente en plata, igual que los originales, ya que el valor de la plata entonces era tan bajo, que el coste del metal para hacer un duro era de dos pesetas, por lo que el beneficio para el falsificador era de tres pesetas por cada duro producido. Como vemos, el negocio era redondo y suculento. En esa época se hizo popular el dicho de que “eres más falso que un duro sevillano”. Se desconoce el origen de esta expresión, ya que la mayoría de las monedas falsas se producían en Barcelona.
Hay quien sitúa el emplazamiento de este taller de falsificación de moneda en Cardares, dado que allí acudían las vendedoras de rosquillas a aprovisionarse en el horno de José Pérez Delgado. Las rosquilleras vendían su mercancía en las romerías, fiestas y ferias, al igual que otros muchos vendedores ambulantes. Además de rosquillas, aprovechaban también para comprar la moneda falsa, que luego pasaban a los incautos en las celebraciones a las que acudían con su mercancía, aprovechando el ambiente festivo y la concurrencia de forasteros, complementando de este modo sus ganancias. Aunque no tengo ninguna evidencia, simplemente hago la siguiente conjetura acerca de la posible ubicación de esa actividad falsificadora. Parece bastante evidente que no habría muchos emprendedores en el pueblo, que al mismo tiempo tuvieran la capacidad financiera para iniciar una actividad como la descrita. Se requería un local adecuado, maquinaria e instalaciones, y capital para la compra de la materia prima y gastos de funcionamiento. Es muy posible que el empresario de este negocio fuera el mismo que poseía la fábrica de pólvora, que una vez cerrada por los continuos accidentes, derivó su actividad industrial hacia la falsificación de moneda. Por otra parte, para el estampado de las monedas falsas se suele utilizar la fuerza hidráulica, razón que reafirmaría esa hipótesis, al poder aprovechar los molinos en los que antes se fabricaba la pólvora. Repito que es solo una conjetura personal.
Cabecera de El Criterio Gallego de 3 de diciembre de 1894 |
No he visto en los periódicos revisados ninguna noticia de intervención policial contra la actividad falsificadora, lo cual tampoco nos tiene que extrañar dada la corrupción generalizada en esa época caciquil, donde todo se tapaba con dinero e influencias. Una evidencia indirecta de la fábrica de duros falsos es el encarcelamiento de una posible distribuidora de la moneda de Armariz, o tal vez una simple testaferro para evitar la cárcel los auténticos responsables de la actividad. Aparece la noticia recogida por periódico El Correo de Galicia de fecha 11 de diciembre de 1905, con el siguiente contenido literal:
“Ingresó en la cárcel de Orense María Sánchez, de Armariz (Nogueira de Ramuín), por dedicarse a expender moneda falsa.”
El bandolerismo y la inseguridad en los caminos en España fue siempre un serio inconveniente para las comunicaciones dentro del reino. El problema se vio agravado a comienzos del siglo XIX por el desgobierno que provocó la guerra de la Independencia librada contra la invasión francesa. Este fenómeno de delincuencia encontraba en Galicia la orografía idónea para su actividad, con zonas boscosas y muy accidentadas que facilitaban la huída y refugio de los malhechores. Tras la fundación de la Guardia Civil por el duque de Ahumada el 13 de mayo de 1844, este nuevo cuerpo de seguridad se concentró en el combate a los bandoleros que asaltaban diligencias, arrieros y comerciantes en general. Su efectividad fue tal, que pronto se consideró excepcional un asalto a una diligencia, cuando antes era un hecho habitual. A finales del siglo XIX esa actividad delictiva se había erradicado casi totalmente.
El comentario anterior es una reflexión para situar y comprender las actitudes y costumbres de las personas, en un entorno tan violento y peligroso como era el anteriormente descrito a lo largo del todo el siglo XIX. La falta de orden, la situación de necesidad de lo más vital de gran parte de la población, y la incultura secular de las capas más desfavorecidas, creaban unas condiciones que explican sobradamente el frecuente recurso a la violencia, e incluso a la delincuencia. Muchos de estos labradores sufrían la explotación por parte de los propietarios de las tierras y caciques, a quienes pagaban foros o rentas, que suponía la entrega de parte de la producción que necesitarían para alimentar a su numerosa familia.
Cabecera de El Diario de Pontevedra de 3 de mayo de 1919 |
Hay una anécdota compostelana recogida en el libro “Los Gallegos”, que refleja esa sensación de explotación que los campesinos sentían por parte de los señores del pazo:
“Aún en este mismo siglo (comienzos del XX), llegaban las recuas de mulos, cargadas de trigo, centeno, castañas, gallinas…, entrando en otoño por las rúas hacia el pazo del forero (propietario de las tierras). Alguna vez, el propio titular del señorío bajaba hasta el patio interior cuando llegaba la típica embajada.
Xoan, el estoico Xoan, el foratario, (arrendatario que trabajaba las tierras del forero), mientras descargaba los sacos saludó al Marqués. Éste quiso serle grato, y se interesó por el vivir de la aldea de donde aquél procedía.
- Hai, señor – contestó el recién llegado - ¿sabe o que viña matinando polo camiño?
- Dime, hom…
- Mire. Ben fixo Deus en inventar as bestas, pois de outro xeito os señores ainda hoxe andarían a cabalo de nós.”
En este negro panorama social tampoco puede ignorarse el poco evangélico papel de la iglesia, defensora siempre del orden preestablecido que favorecía a los más acomodados, de cuyo lado siempre se colocaba en defensa de sus privilegios. Sin embargo, a los pobres labriegos les cobraba “religiosamente” todos los servicios sacramentales, con la amenaza siempre presente de la eterna condena del alma. El entorno social descrito era propicio para que la violencia fuera el recurso primario ante cualquier agresión personal, dada la consolidada desconfianza en la justicia, siempre inclinada del lado del más poderoso, y por la falta de recursos para pagarla. Cuando surgían problemas de convivencia como consecuencia de herencias, lindes de fincas, derechos de paso y otros de naturaleza similar, se acudía a un mediador que hacía de hombre bueno, o al juez de paz del municipio, que generalmente zanjaba la disputa.
Cabecera de Eco de Galicia del 5 de mayo de 1896 |
Otros conflictos más pasionales, como los originados en el juego de naipes, o las provocaciones y peleas entre mozos de distintos pueblos en fiestas y romerías, tenían un remate que terminaba generalmente en violencia. Se echaba mano de las navajas, piedras, palos o cualquier herramienta de las habituales en las labores de labranza, no siendo infrecuente la posesión de armas de fuego, tanto largas, como eran las escopetas de caza, como las armas cortas o revólveres. El resultado de estas refriegas eran personas heridas de gravedad, que en ocasiones terminaban con la muerte de alguno de los implicados.
El panorama que he descrito, suficientemente dramático, era el telón de fondo de una sociedad rural que sin embargo se adaptaba a esa realidad. Dentro de las pobres condiciones de vida, la convivencia armoniosa y la ayuda mutua era la norma general. A pesar de las condiciones adversas de la sociedad del momento, los hechos descritos suponían la excepción y no la regla, como se acredita con los relatos de los sucesos que figuran a continuación. Salvo dos crímenes, el resto de delitos podemos decir que son irrelevantes por tratarse de pequeños hurtos, en algunos casos realizados por menores, o de peleas normales en todo momento y lugar.
Las reyertas con origen en el juego de naipes eran de lo más frecuente, de ahí la insistencia en las pastorales de los obispos y los sermones de los curas en la iglesia condenando esa práctica. El juego y el alcoholismo eran al mismo tiempo el origen de la ruina de muchas familias, donde el cabeza de familia llegaba apostar hasta lo más esencial de la hacienda familiar. El juego en las tabernas estuvo prohibido, aunque siguió practicándose de forma permanente al estar muy arraigado en las costumbres del pueblo. Uno de los hechos más luctuosos de nuestra parroquia tuvo su origen en una partida de cartas, terminando con el asesinato de los hermanos Gómez. La noticia fue recogida por varios periódicos gallegos que se distribuían en Orense.
Cabecera de El Compostelano de 23 de febrero de 1924 |
El Compostelano de fecha 27/03/1923 y El Correo de Galicia de fecha 22/04/1923, relatan el suceso como sigue:
"Dicen de Orense que en la parroquia de Armariz, del inmediato municipio de Nogueira de Ramuín, se cometió un crimen que tuvo fatales consecuencias.
Se hallaban el día de San José, al atardecer, jugando a la brisca, en un establecimiento que en el lugar de Cardares tiene Nicanor Álvarez, los hermanos José y Eliseo Gómez Fernández, Orentino Pérez Crespo, alias "Callán” y un tal Leonardo, sirviente de Manuel Carballo.
Por una de esas disputas tan frecuentes en el juego, el "Callán" profirió frases que estimó ofensivas Eliseo Gómez, colocándose ambos en una actitud muy violenta. Intervino en favor de su hermano, José Gómez, el cual logró de momento evitar que las cosas se agravasen, llevándose a Eliseo de la taberna y dirigiéndose ambos camino de su casa.
Al pasar por delante de la de Lisardo Alvárez Penín, subieron los hermanos para pedirle uno de ellos dos cartuchos con objeto de ir de caza al siguiente día. Se disponían a salir y bajaban la escalera, cuando se presentó el "Callán", pistola en mano y, sin decir nada, hizo dos disparos contra cada uno de los hermanos Gómez, huyendo después.
Las heridas que a uno y otro les causaron los proyectiles eran de suma gravedad y así lo reconoció el médico D. Manuel Moreiras, cuando acudió a prestarles sus auxilios. Ambos tenían perforado el vientre y uno de ellos, el Eliseo, otra herida, con orificio de salida, en el brazo izquierdo.
Eliseo falleció en la noche del viernes, a las once, y su hermano a las siete de la mañana del sábado, después de haber prestado declaración ante la Benemérita de Luintra, primero, y del Juzgado municipal de Nogueira, después. José tenía 41 años y su hermano 46, ambos casados.
El agresor es un licenciado de presidio. Las pesquisas de la Benemérita para detenerlo no han dado hasta ahora resultado satisfactorio. Se asegura que desapareció, llevándose consigo a una muchacha de 16 años llamada Estrella Pérez.
Les fue practicada la autopsia a los cadáveres por el médico forense Sr. Vázquez.”
Cabecera de El Heraldo Gallego del 5 de febrero de 1928 |
Esta terrible noticia no termina aquí, ya que sigue un hecho que también fue ampliamente reflejado en la prensa de la época y para el cual es difícil encontrar una explicación lógica.
El Compostelano del 04 de abril de 1923, El Correo de Galicia del Domingo 06 de mayo de 1923 y El Regional del 06 de abril de 1923 relatan los hechos como sigue:
“Después de un Crimen
Dicen de Orense:
Conocen ya nuestros lectores el doble crimen ocurrido en el pueblo de Armariz, del municipio de Nogueira de Ramuín, siendo las víctimas José Gómez Fernández y su hermano Eliseo.
Para proceder al levantamiento de los cadáveres y a la autopsia de los mismos, se personó en dicho pueblo el Juzgado municipal de Nogueira, el 25 del pasado mes, pero aquél se encontró con la sorpresa de que ninguno de los vecinos se prestaba a conducir los cadáveres al lugar donde había de hacérseles la autopsia.
De nada valieron indicaciones persuasivas, requerimientos amistosos ni apelaciones a los sentimientos de fraternidad humana, en vista de lo cual el Juzgado se dispuso a emplear los medios coercitivos autorizados por la ley, pero no tuvo tiempo para ello, porque todos los vecinos del pueblo se dieron a la fuga.
Gracias a dos vecinos de Esgos y a otros cinco de lugares extraños a la parroquia, de los cuales uno era un tipógrafo de Orense que allí se encontraba circunstancialmente, pudo el Juzgado resolver aquel inesperado conflicto.
El hecho mencionado fue muy comentado en toda aquella comarca, ya porque en vida eran los muertos, unas de las personas de más hombría de bien de la parroquia de Armariz, ya por no esperarse proceder semejante de los vecinos de aquélla, por formar parte todos ellos de dos sociedades agrarias que tienen por lema palabra tan hermosa como la de fraternidad."
Cabecera de El Lucense del 17 de abril 1886 |
Los timos perpetrados por profesionales ocurrían en las ciudades, donde buscaban como víctimas a los crédulos y bienintencionados comerciantes y acaudalados campesinos. He localizado el timo sufrido por un vecino de nuestro pueblo y recogido por El Compostelano del 23 de febrero de 1924:
“El timo del "entierro"
Se hallaba en la terraza del Café Moderno, Vigo, Nicomedes Gómez Rodríguez, natural de Armariz, ayuntamiento de Nogueira de Ramuín, provincia de Orense. A Nicomedes le acompañaba en aquellos momentos su esposa.
Dos sujetos, que sin duda les venían siguiendo, se acercaron a Nicomedes y a su esposa preguntándoles si sabían en donde vivía un doctor, al cual tenían que entregar una importante cantidad, pues como ellos eran forasteros ignoraba su domicilio.
Nicomedes se ofreció a ayudarles a buscar al imaginario doctor. Y ya en el terreno de las confidencias, los dos timadores le manifestaron que un abultado sobre que llevaban contenía 100.000 pesetas, las cuales iban destinadas al mencionado doctor para que las distribuyera entre los establecimientos benéficos de la ciudad.
De pronto, uno de los timadores dijo al otro:
-Oye, ¿por qué no le damos el sobre con el dinero a este señor, que tiene cara de buena persona para que él busque al doctor y se lo entregue?
A Nicomedes esto le halagó y se ofreció a cumplimentar "ad peden litere" el encargo; pero antes tuvo que entregar 4.500 pesetas en billetes del Banco de España, que llevaba en la cartera, para unirlas a las otras 100.000 a fin de que el piadoso donativo fuese mayor.
Los timadores fingieron que guardaban las 4.500 pesetas en el abultado sobre, y después de cerrar éste convenientemente se lo entregaron a Nicomedes, recomendándole que no dejase de entregarlo a su destinatario.
A los diez minutos de haber desaparecido sus dadivosos amigos, Nicomedes abrió el sobre para cerciorarse de que contenía las referidas 104.500 pesetas, y su sorpresa fue enorme al encontrarse con unos recortes de periódico.
Todo compungido fue a referirle lo sucedido a la policía.
Como se ve, se trata del vulgarísimo timo llamado "del entierro".
También tenemos constancia en los periódicos de noticias de pérdidas, que en aquella época, y aun ahora, podríamos considerar muy cuantiosas. El diario La Zarpa en sus ediciones del 01 y del 05 de abril de 1923, inserta un anuncio de pérdida de un reloj con gratificación para quien lo encuentre. Desconozco si el infortunado tuvo la suerte de recuperar sus alhajas.
“Pérdida. El que haya encontrado un reloj de oro marca "Honotto" y una cadena de oro macizo de eslabón con dije del mismo metal en el cual está grabado un pensamiento, con un brillante, y un portamonedas de plata, que se perdió desde Orense a Armariz de Nogueira de Ramuín, se le ruega los entregue en esta Administración donde se le gratificará con 200 pesetas.”
Continuando con los relojes, entonces auténticas joyas y signos externos de riqueza, relato la noticia de las curiosas peripecias de otro reloj que terminó en manos de un paisano. Así lo refleja el diario La Zarpa del 17 de marzo de 1927:
“Historia de un "Longines"
Francisco Rodríguez Novoa, de 48 años, tenía un reloj de oro "Longines" en la relojería de Narciso, el cual se lo ha extraviado. Parece ser que el cronómetro lo encontró en la calle del Progreso, Ramón Barreiros González de 25 años, mozo de carga. Éste lo vendió a un tal Manuel Doallo, prendero, en quince machacantes.
Doallo se lo colocó por 105 pesetas al vecino de Armariz, Manuel Carballo, y aquí termina la historia.
Ahora la Policía pondrá en claro la responsabilidad que tiene cada cual en el asunto del "Longines".
Cabecera de El Magisterio Gallego del 25 de junio de 1899 |
Como ya comenté anteriormente, los conflictos personales se resolvían entre los vecinos sin recurrir a la justicia, que por otra parte era cara y corrupta, terminando frecuentemente de forma trágica. El diario La Zarpa del día 08 de octubre de 1926 relata el siguiente suceso:
“Ha sido detenido en Armariz, término municipal de Nogueira de Ramuín, Manuel Gómez Rodríguez, de 55 años, casado, natural y vecino de Armariz y sus hijos José y Modesto, de 25 y 18 años, respectivamente, como autores de las heridas causadas en la cara con una piedra al vecino de dicho pueblo, José Pérez Álvarez, de 49 años, casado.
Las lesiones fueron calificadas de pronóstico reservado.
En el asunto interviene el Juzgado municipal de Nogueira de Ramuín.”
Otro suceso de agresión a un vecino, muy parecido al anterior, fue recogido por el Correo de Galicia de 09 de julio de 1922:
“La benemérita de Luintra detuvo en el pueblo de Armariz, del municipio de Nogueira, a Manuel Vázquez Vicente, presunto autor de heridas a su convecino Antonio Rodríguez.”
Cabecera de El Regional del 8 de abril de 1923 |
Aun no olvidado el crimen de los hermanos Gómez relatado anteriormente, y solo cuatro años más tarde, nuevamente ocurrió otro incidente que terminó también de forma trágica. El diario La Zarpa, editado en Orense el día 12 de julio de 1927, recogido también por el Diario de Pontevedra del 12 de julio, lo relata del siguiente modo:
"Suceso sangriento en Armariz. Un hombre muerto de un balazo.
Ayer se tuvieron noticias en esta ciudad de un sangriento suceso ocurrido el domingo en la parroquia de Armariz, del Ayuntamiento de Nogueira de Ramuín.
Inmediatamente se trasladaron a dicho lugar el juez de instrucción don Tomás Alonso, el médico forense don Juan Manuel Vázquez, el secretario habilitado D. José Gómez Iglesias y el oficial D. Alfredo Junquera.
Como ocurrió el suceso:
Entre nueve y media y diez de la noche se encontraban varios mozos entregados al juego de naipes. Entre ellos se hallaba Eugenio Gómez, soltero de 26 años y natural de Santa Següiña, parroquia de Faramontaos, y José, conocido por el "Portugués", y algunos otros más de esta nacionalidad.
Parece que entre este último y otro joven también de Portugal se suscitó una acalorada disputa por si una jugada no estaba bien hecha. De las amenazas intentaron irse a las manos, empujados por el fragor de la disputa. Y entonces fue cuando se le ocurrió a Eugenio Gómez intervenir con el fin de separar a los contendientes. Sonó al tiempo un disparo y cayó muerto en el acto. Había sido hecho por José, el "Portugués", que empuñaba un revólver durante la refriega.
Sigue la racha. Esa ola de sangre que de un tiempo a esta parte está salpicando de rojo nuestra provincia, continúa.
Y como si la derramada en Faramontaos por un pobre vesánico, no empapara bien aquellas hermosas aldeas, volvió a correr ayer en el mismo municipio de Nogueira de Ramuín, y hasta en otro pueblo que como el escenario donde el loco realizó sus hazañas se llama también Requejo, siendo la víctima asimismo de Faramontaos, la parroquia del drama sangriento.
Hoy no fue un enfermo. Pero la mano homicida que esgrimió la pistola la encontró en el juego, a cuyo amparo tantos crímenes se han perpetrado, el morbo execrable. ¡Porque el juego también es otra enfermedad nefasta!.”
Como vemos concluye la noticia con una reflexión sobre la ola de criminalidad en la provincia, apuntando como causa fundamental el juego de naipes, que considera una enfermedad. En esa primera noticia faltaban detalles y precisiones, por lo que el mismo diario La Zarpa del día siguiente, el 13 de julio del mismo año 1927, amplía la noticia concretando su desarrollo.
Cabecera de Gaceta de Galicia del 7 de mayo de 1896 |
“Detalles del suceso sangriento de Armariz
Ayer dimos cuenta a nuestros lectores del luctuoso suceso ocurrido en la parroquia de Armariz, término de Nogueira, que costó la vida a un honrado vecino de aquellos lugares.
Recientísimo el hecho, hoy podemos añadir algunos pormenores interesantes que contribuyen grandemente a fijar las circunstancias en que se desarrolló el crimen.
La taberna en donde estaban reunidos los protagonistas del hecho, era la de José María Gómez, vecino de Armariz, y por darse la coincidencia de que en dicho día se celebraba la fiesta de San Benito, la afluencia de gente era grande.
Entre otras personas se encontraban en el interior del establecimiento el vecino de Santa Següiña, Eugenio Gómez, el súbdito portugués, José Ladeira, domiciliado en Faramontaos, y un tal Benjamín, vecino de Santa Cruz.
Estando todos ellos de conversación con motivo de una partida de juego, el Benjamín pidió al portugués que por su madre le diera un papel de fumar para liar un cigarro.
Ladeira, que interpretó estas palabras de forma torcida, replicole airadamente, y al intentar darle explicaciones Benjamín, trabáronse de palabras, sacando el portugués una pistola en el fragor de la disputa.
Eugenio Gómez, al ver el cariz que tomaba la discusión se levantó con ánimo de separar a los contendientes y al acercarse a ellos sonó un disparo que le alcanzó, produciéndole una gravísima herida que le ocasionó la muerte casi instantánea.
Parece descontado que el tiro iba dirigido al Benjamín, y no al desgraciado Eugenio, que era ajeno por completo al asunto que se discutía.
El agresor fue inmediatamente detenido por dos de los concurrentes a la taberna, quienes le ocuparon la pistola con la que cometiera el crimen, que por cierto había ya ocultado.
Ayer, por el médico forense señor Vázquez, le fue practicada la autopsia al cadáver.
El autor del homicidio fue trasladado a esta capital, ingresando en la prisión provincial a disposición del juez de instrucción del partido.”
Cabecera de Noticiero de Vigo del 20 de diciembre de 1912 |
Otro suceso de sangre que afectó a un paisano, aunque residente en Asturias, tal como fue relatado por El Regional en su edición del 17 de mayo de 1891.
“La guardia civil del puesto de Esgos (Orense), capturó anteayer en Santa Marta de Moreiras a un sujeto, presunto autor de la muerte violenta y robo de D. Ramón Fernández, natural de Armariz (Nogueira) y que residía actualmente en Asturias.
El detenido era criado del interfecto.
Se le ocuparon una chaqueta de patén, unos calzoncillos y unas botinas nuevas, que según propia confesión pertenecían al finado.
Será puesto a disposición del magistrado de la Audiencia de Cangas de Tineo, señor Naveira, nombrado juez especial para la instrucción del sumario.”
Los accidentes de caza tampoco eran infrecuentes. Vicente Gómez Domínguez de As Pereiras murió de un disparo de su compañero de caza Casiano Doallo Rodríguez. El accidente ocurrió en 1930. Se da la circunstancia de que el fallecido era el padrino de mi madre, que residía de nuevo en el pueblo después de varios años de estancia en Brasil, siendo un miembro activo del movimiento agrarista en nuestra parroquia, del que hablaré en un próximo artículo. El diario La Región en su número del 6 de noviembre de 1930 recoge el suceso:
"ACCIDENTE DESGRACIADO
Un cazador muerto
Dicen de Nogueira de Ramuín, que cuando se hallaban dedicados a la caza Vicente Gómez Domínguez y Casiano Doallo Rodríguez, se le disparó a éste la escopeta, con tan mala suerte, que el proyectil alcanzó a Vicente, causándole la muerte.
El desgraciado suceso ocurrió en el pueblo de Pereiras de Armariz."
Dicen de Nogueira de Ramuín, que cuando se hallaban dedicados a la caza Vicente Gómez Domínguez y Casiano Doallo Rodríguez, se le disparó a éste la escopeta, con tan mala suerte, que el proyectil alcanzó a Vicente, causándole la muerte.
El desgraciado suceso ocurrió en el pueblo de Pereiras de Armariz."
Según el libro de difuntos de la parroquia el hecho
ocurrió el día 1 de noviembre, siendo el entierro el día 3 del mismo mes.
Los robos y hurtos eran poco frecuentes, a pesar de la extrema necesidad de muchas familias. En un entorno, donde todos se conocían y todo se sabía, tampoco había muchas posibilidades de no ser descubierto. La mayoría de los que hay constancia son de tan poca cuantía y realizados con tan poca pericia, que manifiestan la ausencia de maldad del ladrón. El autor pronto era descubierto y puesto a disposición judicial. A tener en cuenta para juzgar la eficacia de la autoridad, los expeditivos métodos de interrogatorio de la guardia civil en aquellos años, que hoy calificaríamos simplemente de tortura.
Cabecera de El Pueblo Gallego del 28 de agosto de 1932 |
El siguiente hecho ilustra perfectamente la falta de criminalidad moral de muchos de estos delitos. Los ladrones de tres iglesias se limitan a apropiarse de las escasas limosnas de los cepillos, respetando el resto de alhajas del culto. El diario El Regional de fecha 19 de julio de 1888 lo refleja así:
“A consecuencia de haber sido robadas en la noche del 11 al 12 del actual, las iglesias de San Miguel de Paradela, Santiago de Andreade y forzada la puerta de la de Villaragunte, en el distrito de Paradela, el capitán de la Guardia Civil acompañado del sargento primero y la fuerza de que se compone el puesto de Sarria, salió para dichos puntos y tomando las medidas que creyó convenientes, ha dado por resultado la captura de los paisanos Ramón Fernández Otero, de 27 años de edad, natural de San Cristóbal de Armariz, ayuntamiento de Nogueira de Ramuín, en la provincia de Orense, y Manuel Domínguez, de 18 años, de San Pedro de Triós, ayuntamiento de Pereiro de Aguiar, de la misma provincia, como presuntos autores de dichos robos, consistentes en la cantidad de 20 a 25 pesetas que contenían los cepillos de Animas y Santísimo, sin que hubiesen llevado las alhajas de plata ni otros efectos de valor que en dichos templos existían.”
Cabecera de La Correspondencia Gallega del 16 de octubre de 1906 |
De la lectura de estos sucesos también se manifiesta la temprana edad a la que los jóvenes debían enfrentarse a la dura tarea de sobrevivir en un mundo extremadamente difícil e injusto, donde siempre llevaban las de perder. La Zarpa del 17 de octubre de 1929 nos relata lo siguiente:
“El juez de Instrucción de Quiroga ha declarado en rebeldía a Manuel Carballo, de 15 años, natural de Armariz, (Nogueira de Ramuín), procesado por hurto de un buey.”
La precocidad de nuestros antepasados para sobrevivir era admirable. Cuando la cosecha familiar no daba para alimentar a todos los hijos, las madres les buscaban acomodo como criados de otros comerciantes o profesionales ambulantes, y esto ya a la temprana edad de diez años, debiendo sobrevivir en condiciones extremas, mendigando o con pequeños hurtos. Debían aguzar el ingenio para comer, no ser maltratados por los amos o los otros criados de mayor edad, que a veces les obligaban a delinquir aprovechándose de la poca edad de los chicos. La novela “A saga dun afiador” de Xosé Fernández Ferreiro refleja crudamente esa realidad. Un testimonio real puede ser el que se desprende del aviso de captura de un comerciante de solo 14 años, tal como los relata El Correo de Galicia del 15 de abril de 1912.
“Las autoridades de esta provincia interesan la busca y captura del vendedor ambulante de perfumería Ramón Gómez, de 14 años, natural de Armariz, municipio de Nogueira de Ramuín.”
No todos los robos eran tan inocentes y bienintencionados. El siguiente pone de manifiesto mayor audacia, si bien la corta edad del presunto ladrón hace pensar que tal vez no fuera consciente de la magnitud del delito que cometía. El diario La Idea Moderna del 08 de septiembre de 1909 los relata como sigue:
"Robo importante - Buscando al ladrón
La guardia civil practica activas pesquisas para la captura del autor de un importante robo cometido en Armariz, ayuntamiento de Nogueira de Ramuín, provincia de Orense.
El robo consistió en 3.500 pesetas en billetes, varias sortijas, un reloj, cadenas y otras alhajas y numerosas prendas de ropa y otros efectos, todo encerrado en una maleta, que pertenecía al joven D. José Blanco Fernández.
Por una circunstancia providencial no se llevó el ladrón una cartera con 26.000 pesetas que su dueño guardara en el bolsillo antes de salir de su domicilio, en donde se efectuó el robo.
Sospéchase que éste fue realizado por un muchacho que hacía poco estaba al servicio de la casa y desapareció. Llámase Evaristo Armesto, tiene 16 años y es natural de Bóveda, en el partido de Monforte.”
Cabecera de La Idea Moderna del 3 de septiembre de 1909 |
Un suceso que también me impactó fue el suicidio de una joven de nuestro pueblo, especialmente por lo cruel del procedimiento escogido, que relata el diario La Correspondencia Gallega del 16 de octubre de 1906 y El Norte de Galicia del 15 del mismo mes.
“Un suicidio
Dicen de Orense que el día 8 del mes actual y hora de seis de la tarde, puso fin a su vida la joven Avelina Rodríguez Valcárcel, en el pueblo de Villar de Ordelles.
Era Avelina una muchacha bastante agraciada, soltera, próxima a los treinta años de edad y vecina de Armariz, en el Ayuntamiento de Nogueira de Ramuín.
La infeliz padecía de ataques de enajenación mental, y ya en otras ocasiones intentara suicidarse, consiguiéndose siempre impedirla sus propósitos. No así de esta vez, pues a pesar de los auxilios que inmediatamente se le prestaron, no pudo salvársela de la muerte.
Para realizar su fatal determinación, se roció las ropas con petróleo, prendiéndolas luego fuego, quedando casi carbonizada. La infortunada Avelina falleció a las tres horas en medio de agudísimos dolores.
No se ha comprobado hasta la fecha en donde se hizo con el petróleo. El juzgado instruye diligencias.
La muerte de Avelina ha sido muy sentida.”
Cabecera de La Lucha del 5 de septiembre de 1931 |
Hechos tan insignificantes como robar algunas piezas de fruta de una finca podían acabar en tragedia, como se relata a continuación. El redactor de la noticia periodística aprovecha la oportunidad para lamentarse de los excesivos casos de peleas que terminan de forma trágica en demasiadas ocasiones. Así aparece relatado en el diario Gaceta de Galicia del 31 de julio de 1895.
“En Armariz (Nogueira), y en una finca del señor abad de aquella feligresía, apareció el cadáver de Antonio Gómez, natural de Castañón.
Dícese de público que la muerte fue producida por una pedrada que le dio en la sien derecha el criado del señor abad.
Apena el ánimo el leer en la prensa de Orense los relatos de desgracias ocurridas en aquella provincia. Lamentables sucesos se vienen originando de poco tiempo a esta parte, que nacen en las romerías, teatro de luchas y crímenes, según he leído lo que ayer cuentan los periódicos orensanos.”
Afortunadamente ciertos delitos quedaron solo en grado de tentativa, como lo acredita la siguiente noticia de El Eco de Galicia del 10 de septiembre de 1909.
“Los vecinos de la parroquia de Armariz Justo Blas Álvarez y Manuel Álvarez Blas, fueron detenidos como autores de intento de parricidio en la persona de Manuel Blas Pérez y maltrato de obra a la sirvienta de éste.”
En otras ocasiones se intentó enmascarar la causa de la muerte de una persona, hay que suponer que para evitar posibles consecuencias del aislamiento a que podían ser sometidos si se trataba de enfermedades contagiosas. Igualmente se procedía ante la muerte de un animal enfermo, que era enterrado en secreto para evitar las consecuencias de ser acusados de una epidemia.
El Correo de Galicia del 07 de octubre de 1916 recoge el siguiente caso que encaja en lo anterior, si bien no he conseguido averiguar qué enfermedad es exactamente el interitio. Esa palabra latina puede traducirse por muerte, ruina, destrucción, si bien en el ámbito médico tendría obviamente otro significado.
“La guardia civil del puesto de Luintra auxilió al Juzgado municipal de Nogueira en la práctica de diligencias instruídas por la muerte casual del niño Virgilio Gómez González, de Armariz, por decirse que fuera ocasionada por la cornada que recibiera de una res vacuna.
Exhumado el cadáver y practicada la autopsia, se comprobó que había fallecido a consecuencia de la enfermedad denominada interitio.”
Cabecera de La Noche del 13 de septiembre de 1956 |
Las cornadas no siempre eran supuestas, como en el caso anterior, sino que con una población de vacuno tan numerosa en nuestra comarca, seguramente que más de uno murió de una cornada o de una coz. Lo que no debe ser tan frecuente es ser embestido por un toro, como le ocurrió a una mujer de nuestro pueblo, cuyo suceso es relatado por el diario El Pueblo Gallego de 13 de julio de 1955:
“Embestida por un toro - Su estado es Grave
Un toro, embistió en Armariz, Nogueira de Ramuín, a Josefa Pato de 41 años de edad. Le produjo fractura de cuatro costillas, contusión en pierna, luxación de clavícula derecha y magullamiento general. Trasladada a esta ciudad, fue asistida en el Sanatorio del doctor Arsenio Raposo, siendo su estado grave.”
Algunas epidemias tuvieron especial trascendencia en Galicia en siglos pasados, aunque no he encontrado una obra que recoja de forma monográfica esta emergencia sanitaria. Los periódicos que han llegado a nuestros días comenzaron a editarse a finales del siglo XIX, por lo que no recogen lo ocurrido en la primera mitad del siglo. Tenemos conocimiento que en el siglo XIX hubo varias epidemias de cólera en España, afectando a Galicia en general y donde también Orense sufrió sus consecuencias. Por lo que cuentan algunos escritos de la época, donde incluso queda constancia en los Boletines Oficiales de la Provincia, a mediados del siglo XIX se vivieron unos años terribles. Un ciclo de lluvias de gran intensidad y persistencia, lloviendo ininterrumpidamente durante meses, en lo que parecía un segundo diluvio universal, ocasionó hambre, enfermedad y desolación. Las cosechas se pudrieron en los campos, privando a los labradores no solo de la comida del año, sino también de la siembra del año siguiente. En esas condiciones de desnutrición extrema, de mucha humedad, la mortalidad fue grandísima. Incluso en una época tan insolidaria como aquella, donde no existía ninguna cobertura social, se hicieron colectas en Madrid para ayudar a los afectados gallegos, que morían deambulando por las calles de Galicia enfermos y desnutridos. Hasta donde yo he podido averiguar nuestra parroquia no debió de verse tan afectada, pues en el libro de difuntos no se aprecia un incremento significativo de fallecimientos. Ramón Otero Pedrayo en su novela “Os camiños da vida”, en uno de sus capítulos, hace referencia a este terrible acontecimiento.
Cabecera de La Zarpa del 18 de agosto de 1925 |
Hay que recordar que la epidemia de gripe de 1918 es considerada la epidemia más devastadora de la historia humana, matando en un solo año entre 20 y 40 millones de personas en todo el mundo, y en total entre 50 y 100 millones. Su desarrollo coincidió con el final de la Primera Guerra Mundial, siendo conocida en todo el mundo como la “gripe española”, aunque ha quedado claro que España no fue el origen de la epidemia. Simplemente ocurrió que en España las noticias de la gripe tuvieron una mayor proyección en la prensa, ya que al no participar en la contienda, los medios de comunicación no estaban censurados, como sí ocurría en el resto de países implicados en el conflicto.
Tenemos constancia de esa terrible epidemia de gripe también en nuestro municipio, a donde llegó un año más tarde, en 1919, afectando de lleno y con gran virulencia a nuestra parroquia. Aún mis abuelos recordaban la epidemia de ese año y los muchísimos fallecimientos que se produjeron.
El Diario de Pontevedra del 03 de mayo de 1919 y El Progreso del día 30 de abril de 1919 se hacen eco de una noticia del "Diario de Orense", donde se llama la atención a las autoridades gubernativas para que tomen cartas en el asunto para evitar males mayores, con el siguiente contenido:
“Nos comunican que en el Ayuntamiento de Nogueira de Ramuín, y especialmente en las parroquias de Villar de Cerreda, Carballeira, Viñoás, Armariz y otras, la epidemia gripal se ha desarrollado estos días con extraordinaria difusión y virulencia, habiendo pueblos, como el de Louredo, que cuenta con poco más de cien vecinos, con 69 casos de gripe, algunos graves y de carácter bronconeumónicas.
La asistencia facultativa parece que es insuficiente, y por estas razones, en evitación no solo del contagio, sino de una mortalidad excesiva, llamamos la atención del señor gobernador civil, a fin de que se sirva ordenar la investigación comprobatoria de esta denuncia y la adopción de las medidas que juzgue oportunas.”
Cabecera de Progreso del 9 de mayo de 1912 |
También hubo fallecimientos que, por ocurrir en circunstancias extrañas, llevaron a la intervención judicial para esclarecer las causas, como el caso recogido en La Idea Moderna del 19 de marzo de 1915:
"Comunican desde Luintra que en el camino llamado de la Pereira, en la parroquia de Armariz, fue encontrado en la madrugada de uno de los últimos días el cadáver del vecino de Verdefondo, Gregorio Pato Mouriño, viudo, de 75 años de edad.
El juzgado municipal practicó las diligencias necesarias para averiguar si se trataba de una muerte violenta, comprobándose, después de la autopsia, que se trata de un fallecimiento normal."
Otro accidente relativamente frecuente eran los incendios. Las construcciones tradicionales siempre han sido de paredes de piedra granítica de solidez contrastada, permaneciendo en pie después de varios siglos. Las cubiertas y suelos son de madera, que es el material más adecuado para contrarrestar la humedad y frialdad ambiental la mayor parte del año. Las cocinas solían tener un solado de piedra, al menos en el rincón en que se hacía el fuego, siendo el resto del piso sobre las cuadras, que se encontraban debajo, de madera. Las maderas se envejecían, se consumían por la carcoma, se abrían grietas, y en definitiva llegaban a estar en unas condiciones tanto de seguridad como higiénicas lamentables. No es de extrañar que se produjeran frecuentes incendios, tanto en las casas como en los pajares, desencadenados por una brasa de la cocina, una colilla llevada por el viento o cualquier otra causa en un entorno lleno de hierba seca y materiales inflamables.
Cabecera de Semanario Instructivo del 6 de abril de 1838 |
Cuando se producía un incendio, una vez visto el primer indicio de humo, se daba la alarma, y rápidamente alguien tocaba las campanas de la iglesia y todo el pueblo acudía con sus cubos para llenarlos en la fuente y acudir en cadena a arrojarlos a las llamas.
He visto dos casos que merecieron aparecer en la prensa, y son los siguientes:
El Pueblo Gallego del 09 de febrero de 1957 y La Noche del 11 de febrero de 1957:
"En el pueblo de Armariz, se produjo un incendio en la casa propiedad de Ángel Fernández Blanco. El inmueble quedó totalmente destruido, valorándose los daños en 150.000 pesetas.
Se desconocen las causas del fuego."
Casi simultáneamente, en los periódicos El Pueblo Gallego del 13 de febrero de 1957 y La Noche del mismo día se relata un incendio que ocurrió en Requeixo, y del que fue mi madre quien dio la voz de alarma, ya que vivíamos enfrente de la casa quemada y del cual aun yo guardo vagos recuerdos:
“En el pueblo de Armariz (Nogueira de Ramuín) se produjo un incendio en la casa de planta baja y un piso, propiedad de Jovita Gómez Fernández, de 70 años.
El incendio fue debido a una brasa de la cocina que cayó en la cuadra. Fueron pasto de las llamas 8.300 pesetas en metálico. Los daños se valoran en cinco mil pesetas."
Cabecera de Vida Gallega del 20 de febrero de 1929 |
En una época en que no existía el divorcio y la mujer carecía de todo derecho, tutelada por el padre o el marido, también detectamos actos de rebeldía. No solo era el hombre el que se iba a comprar tabaco y nunca regresaba a casa, como alternativa al divorcio, sino que había mujeres que también se revelaban contra la situación que les tocaba vivir. A título de ejemplo vemos dos casos que afectaron a nuestra parroquia, aunque por lo que he podido ver en los periódicos, había noticias casi diarias de mujeres que desaparecían de sus casas.
El periódico El Correo de Galicia del 27 de julio de 1914 refleja la siguiente noticia de una fuga:
"En esta provincia se han registrado en el mes actual, las siguientes fugas (refleja varios casos, aunque la que nos afecta es la siguiente):
La de María Soto Fuentefría, natural y vecina del pueblo de Cobelo, parroquia de Armariz, ayuntamiento de Nogueira de Ramuín, agraciada joven de veinticinco años, que a pretexto que iba a oír Misa, salió de su casa, sin que hubiere regresado hasta la fecha a su domicilio paterno."
Y esta otra de El Diario de Pontevedra del 15 de julio de 1916:
“Comunica el alcalde de Nogueira (Orense), que el 9 del actual desapareció de su domicilio la joven Ludivina Gómez Fernández, de 28 años de edad, vecina de Verdecima, parroquia de Armariz.
Está casada con Avelino Domínguez Sandianes. Se ignora la causa de la fuga.”
Las riñas entre mujeres tampoco debían ser excepcionales, si bien raramente llegaban a la agresión personal como en el siguiente caso acaecido el 15 de abril de 1964 y recogido por el diario El Pueblo Gallego:
“Riñas de mujeres
Cuando se dirigía a su domicilio de Armariz (Nogueira de Ramuín), Agustina González Rodríguez de 77 años, le salió al encuentro su convecina Elda Rodríguez Melón de 31 años, en el puente conocido como "As Carreiras". Después de una larga discusión por diferencias personales, Elda agredió con un palo a su rival, produciéndole contusiones en la muñeca del brazo derecho, en el codo izquierdo y espalda.”
También la prensa dejó constancia de accidentes de trabajo agrícola como el que refleja el periódico El Pueblo Gallego del 07 de julio de 1953, donde una vez más se manifiesta la temprana edad a la que los niños se ocupaban de todas las labores agrícolas, igual que los adultos:
“Accidente de Trabajo .- Cuando trabajaba en las faenas del campo, Antonio Requejo López, de 13 años, de Armariz, se cortó con una hoz, produciéndose heridas inciso cortantes en el dedo pulgar de la mano izquierda, con sección de articulación, calificadas de pronóstico reservado, de las que fue asistido en el Cuarto de Socorro.”
Portada de Revista de Galicia, el número 10 de1841 |
En un entorno en que todos se conocían era difícil que se produjeran robos de ganado, pero esto podía ocurrir con motivos de desplazamientos a ferias, como parece ser el siguiente caso que refleja el periódico El Pueblo Gallego del 15 de enero de 1931:
“Robo de corderos y gallinas- En Luintra, le han sustraído cuatro corderos y otras tantas gallinas a la vecina del pueblo de Verdefondo en la parroquia de Armariz, a Jovita Gómez Dopazo, de 44 años.
Sospecha haya sido el vecino do Pazo Manuel Penín, de oficio carpintero.”
A comienzos del siglo XX se acrecienta un cierto laicismo popular, que tuvo su inicio ya en el siglo anterior, cuestionando la hasta entonces incontestable autoridad de la iglesia. La posición del Estado ante esta contestación social varió en función del signo político del gobierno en cada momento, según ostentasen el poder los conservadores o los liberales, y ya en la Segunda República, los gobiernos de derechas o los de izquierdas. La siguiente noticia, aparecida en El Correo de Galicia del 28 de abril de 1916, es un claro ejemplo de esa pérdida de autoridad de la jerarquía eclesiástica.
“A instancias del cura párroco de San Cristóbal de Armariz, la Guardia civil del puesto de Luintra instruyó un atestado contra Ignacio González Lastra, de 77 años, natural y vecino de la mencionada parroquia, por insultos y amenazas dirigidas en la vía pública a dicha autoridad eclesiástica, en ocasión de hallarse ejerciendo funciones de su propio ministerio.
Dicho sujeto, convicto y confeso de su delito, juntamente con el atestado antes referido, fue puesto a disposición del Juzgado de Nogueira.”
Los “fiadeiros” y “esfollas” eran reuniones de mujeres en alguna cuadra o cocina grande del pueblo, que se hacían por la noche, en invierno, una vez terminadas las labores diarias del campo. Consistía en realizar esas tareas de hilado y deshojar el maíz, aprovechando al mismo tiempo para divertirse en una época con tan pocas alternativas. A la luz de un candil las mujeres hilaban el lino o la lana, si se trataba de un “fiadeiro”, o quitaban las hojas a las mazorcas de maíz en el caso de las “esfollas”. A estas reuniones de mujeres acudían los mozos del lugar cantando para hacer compañía a las mujeres y establecer conversación, tanto de forma colectiva, como con alguna moza por la que tuvieran predilección especial o a la que estuvieran cortejando.
Al final, o cuando el ambiente fuera propicio, comenzaban a cantar acompañando la música con instrumentos de percusión como eran la pandereta, alguna lata, botellas de anís o cualquier otro instrumento real o improvisado. El baile de los más jóvenes era la consecuencia lógica del ambiente festivo que se establecía. Este tipo de reuniones siempre estuvieron muy censurados por la iglesia que llegó a prohibirlos “por las muchas ofensas que se hacen a Dios en tales saraos”. No era extraño que algún hombre diera un golpe al candil para provocar la oscuridad y aprovechar el anonimato que ello producía. En este tipo de ambiente se producían también ocasionalmente peleas entre los jóvenes, generalmente por motivos de celos, saliendo a relucir las navajas y terminando en ocasiones de forma trágica.
El diario La Región del 15 de febrero de 1921 reflejaba el siguiente suceso:
“Al salir de un “fiadeiro”.
Según dicen de Luintra, al salir de casa de Concepción Rodríguez, vecina de Armariz, en donde se celebraba un “fiadeiro”, los mozos José Ramón Alvarez y Manuel Veloso, de Castrelo y Valdoasno, respectivamente, cuestionaron de forma violenta, que terminó agrediéndose mutuamente.
Los dos resultaron heridos de pronóstico reservado.”
NOTA: En la prensa consultada no figura el diario La Región, fundado en 1910, que es el que mayor información local y provincial contiene, por lo que tal vez pudieran haber quedado noticias relevantes no recogidas en mi artículo. La hemeroteca de ese diario no está disponible online por el momento, esperando poder consultarlo próximamente y eventualmente completar algún aspecto relevante que haya sido omitido.
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