Historia de la Feria de Luintra



Historia de la Feria de Luintra



Continúa en este artículo la segunda parte de La Feria de Luintra. En la primera parte relaté las vivencias de los asistentes, organización y desarrollo de la feria, así como las actividades y gestiones que la población hacía en sus días de celebración. Esta segunda parte analiza el nacimiento de las ferias en general, las más significativas de la provincia de Orense y el nacimiento de la de Luintra.

Carro con productos para la feria - Lugo años 50s
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I- Antecedentes


Las ferias, en sus distintas modalidades, han existido desde siempre, ya que el hombre civilizado ha necesitado intercambiar los excedentes de su producción con otros artículos que él no producía. Los antecedentes de las ferias que han existido hasta tiempos recientes los encontramos en la Edad Media. La concesión para la celebración de una feria en una determinada villa era un beneficio otorgado por el rey, que fijaba en su decreto de concesión los privilegios de que gozaba, así como los tributos o exenciones que pudiera llevar aparejados.  En muchas ocasiones, el señorío de la villa donde se celebraba la feria cobraba derechos de portazgo y de asentamiento para los que concurrían a comerciar en ella.


Hasta tiempos relativamente recientes, una forma de recaudación de impuestos, especialmente los municipales, consistía en gravar la entrada de mercancías o productos en una ciudad o mercado, o incluso el simple tránsito de los mismos por un determinado territorio perteneciente a un noble o al rey. Algunos aun recordarán los “fielatos” de Orense, que eran unas casetas ubicadas en todas las entradas a la ciudad, donde se cobraban las tasas o impuestos establecidos para la entrada y salida de todas las mercancías de consumo. Como dato curioso hay que decir que el último fielato de Ourense desapareció todavía en 1961, como informaba el periódico de La Región el 01/12/2011, en el recordatorio que hace diariamente de lo acaecido hace 50 años.

Feria de Montederramo - Años 50s
Las ferias eran una importante fuente de ingresos para las autoridades, motivo por el que incluso era obligatorio que las transacciones de sus habitantes se hicieran en la feria del lugar, prohibiendo desplazarse a otras próximas para intercambiar sus productos. Se pagaban distintas tasas, dependiendo de la mercancía, como peajes, portazgos, alcabalas, cientos y sisas, entre otros, así como por el control de las pesas y medidas. También se alquilaban bancos, tablas, asientos y toldos, que también constituía otra fuente de ingreso para el organizador de la feria. Estos ingresos caían en manos de los concejos y de los señores jurisdiccionales. Una de las peticiones más reiteradas de los pueblos al rey era el obtener el derecho de franquicia, único cauce para evitar todos estos pagos.


El catastro del Marqués de la Ensenada, realizado a mediados del S. XVIII, hacia 1750, es una fuente de información de incalculable valor, tanto en el tema de las ferias como en tantos otros aspectos, para conocer la realidad económica y social del reino de Castilla de aquella época, dentro del cual se incluía Galicia.



Feria de Santiago
La feria, como punto de concentración de gente de toda una comarca, generalmente dispersa y desinformada, era un lugar de encuentro, donde al margen de la actividad de intercambio se ponían en contacto con gentes venidas de otros lugares. Este intercambio era casi el único vehículo que facilitaba la entrada de nuevas ideas o de productos e incluso costumbres. También era lugar de ocio, al acudir a esos puntos tan concurridos juglares, recitadores de historias, ciegos con sus romances, y otros saltimbanquis que aportaban el colorido y la faceta lúdica a estas celebraciones.


En épocas antiguas las ferias coincidían con lugares y fechas de peregrinación o celebraciones religiosa, circunstancia aprovechada por la iglesia para favorecer las ferias y obtener ingresos adicionales en los actos litúrgicos más concurridos, siendo generalmente de periodicidad anual. Esto ocurría en Castilla y el resto de España, donde los núcleos de población son grandes, generando un intercambio de gran cantidad de productos, tanto agrícolas como ganaderos. Complementariamente celebraban mercados con periodicidad semanal para productos de consumo más inmediato. En Galicia, con una producción y población más reducida y dispersa, la periodicidad de las ferias suele ser mensual.



Feria de Carballino - Hacia 1920
En las ferias antiguas también existía control y orden por parte de las autoridades locales, interesadas en evitar la delincuencia para no desprestigiar la feria. Los justicias o alguaciles debían estar presentes para prevenir desordenes, alborotos o cualquier infracción de la justicia. También se controlaba la asistencia, como lo acredita una Real Cedula de 1783 que disponía que “los justicias no den pasaporte a los gitanos ni les permitan salir de sus lugares de origen, prohibiéndoles que asistan a las ferias y que en ellas hagan intercambios y ventas de caballerías”.


La existencia de numerosas ferias en Galicia hay que atribuirla a las circunstancias específicas de su realidad social, económica y orográfica. Economía de subsistencia, minifundismo, producción autárquica, comunicaciones malas y difíciles. El agricultor concurre a la feria en una situación de desventaja, ya que debido a su aislamiento desconoce los precios del mercado, lo que favorece la posición compradora de los tratantes profesionales.



Tratante de ganado - Finales S. XIX
Las ferias más importantes de la provincia de Orense en el S. XVIII eran las de Carballiño, Ribadavia, Xinzo y Orense. Hacia 1800 había en la provincia de Orense 37 ferias mensuales, además de una anual en Verín que duraba tres días. Entre esas 37 ferias, las más próximas a nuestra parroquia eran las de Maceda y Orense.


La feria de Maceda, que se celebra el 20 de cada mes, parece acreditado que fue concedida por el rey Juan II en el año 1415. Según el catastro del M. de la Ensenada, produce alcabala y guías de ganados que se reparten entre las cinco feligresías que componen la jurisdicción. El Conde de Maceda, que era el señor de la Jurisdicción, cobraba de señorío, suelo y vasallaje del asiento de las cosas que se vendían y traían a la feria. El Conde tenía arrendada la recaudación por 1.930 reales. Dentro de las obligaciones del señor estaban las de ofrecer, componer y reparar las toldas que su utilizaban en dicha feria, así como facilitar los bancos, pesos y medidas. Al tabernero se le imponía un pago por sisa de 240 reales por las tabernas que ponía de afuera en los días de feria. En 1851 el Conde de Maceda vendió al ayuntamiento, por 20.000 reales, todos los derechos, tinglados, y terrenos en que se celebraba la feria.



Tratantes de ganado S. XIX
La otra feria próxima a nuestra parroquia fue la de Orense, que fue concedida por el rey Juan I en 1386 al obispo de Orense. Se celebraba una feria anual por San Martin, comenzando tres días antes de la festividad que se prolongaba durante los 12 días siguientes. Con el paso de los años esta feria anual desapareció, subsistiendo las de periodicidad mensual los día 7 de cada mes desde tiempo inmemorial. La feria del día 17 de cada mes es de origen mucho más reciente.


En el S. XIX comienza en España una política de liberalización de ferias y mercados. Se suceden varias disposiciones legales facilitando la solicitud y concesión de ferias a los pueblos que lo soliciten. En concreto una Real Orden de 17 de mayo de 1834 establece las normas que han de seguir los Gobernadores Civiles para la concesión de ferias y mercados. Los ayuntamientos debían solicitar la implantación de una feria en su término municipal, ante el Gobernador Civil, debiendo constar en la solicitud la población del pueblo, los frutos y ganadería que constituían su riqueza, las ferias que se celebran en las poblaciones más próximas, y el lugar de emplazamiento sugerido.

De compras en la feria

En nuestro municipio parece acreditado que el Monasterio de San Esteban de Ribas de Sil elevó petición al rey para que autorizase la celebración de un mercado mensual en un lugar cercano que podía ser Alberguería o Quitapesares. Se alegaba que los mercados más próximos estaban en Orense o Maceda, con las consiguientes molestias por los malos caminos y robos. La concesión fue hecha como se desprende de la documentación existente del Monasterio.

Tradicional autobús de línea a las ferias
En los papeles que se conservan del Monasterio de San Esteban en el Archivo Histórico Provincial de Ourense, figura un documento que dice “con ocasión de haberse introducido en esta villa de Ribas de Sil una especie de feria todos los meses, cuyo concurso de gentes se hacía cerca de la horca, para aprovecharse este monasterio de los puestos de dicho sitio, como propio suyo, hizo su Paternidad unos soportales o cobertizos de piedra y cubiertos de teja bastante capaces en su largo y ancho para los mercaderes de paños y otros de que se puede esperar no solo la utilidad de dichos puestos sino la conveniencia de las provisiones que en dicha feria hace y puede hacer este monasterio”.

Vendedoras de productos de la huerta

Ya en 1664 existe una petición testifical realizada por los vecinos de las feligresías de Nogueira, Moura, San Esteban de Ribas de Sil, Pombeiro, Santa Cruz, Loña, Paradaseca, Villar de Cerreda y Fontón sobre la utilidad de celebrar ferias en la torre de Quitapesares, “Pues la que había en Luintra había desaparecido por haberse empobrecido los naturales y ser el lugar muy apretado y de pocos pastos para el ganado que venía a la feria”,” y por estar las ferias de Orense, Maceda y Chantada muy distantes y experimentar en los caminos robos y molestias”.


Es de destacar el meritorio estudio realizado por Olga Gallego Domínguez titulado “Ferias y Mercados en la Provincia de Orense”, en el que parcialmente me he documentado sobre los trazos históricos que he esbozado en  este artículo.

Cartel anunciador de la feria de Maside


II – Nacimiento de la Feria de Luintra


Para la búsqueda del origen de la feria de Luintra me he centrado en el análisis de la documentación relativa a las actas de los plenos municipales. Sobre la base de la normativa contenida en la Ley 7/1985 Reguladora de las Bases del Régimen Local, que en sus artículos 69,70,71 y 72 regula el libre acceso a la información de los plenos municipales, solicité el acceso a dichas actas para localizar hechos relevantes del ayuntamiento que hayan podido ser significativos en la historia de nuestra parroquia.


Existen actas de los plenos municipales archivadas desde 1842, si bien falta algún año y no todos los años están completos. En cualquier caso hay hechos interesantes que espero ir desvelando a medida que la penosa labor de interpretar las actas me los permita. Al margen de la peculiar caligrafía de cada secretario y sus abreviaturas personales, está el hecho de que el paso del tiempo ha ido decolorando la tinta, que unido al envejecimiento del papel y a sellos de caucho estampados encima del texto, hacen ciertamente difícil la interpretación de los escritos, especialmente para un profano como yo que desde luego no soy un profesional en la materia.

Escena de feria finales S. XIX
La primera referencia que he encontrado relativa a la feria de Luintra fue en un acta de la sesión del 23 de junio de 1848, siendo alcalde D. Alejo Pérez, en la que al tiempo de clasificar los caminos importantes que transitan por el municipio, inician el procedimiento de solicitar la concesión de permiso para celebrar una feria mensual el día 25 de cada mes. Dicha acta contiene lo siguiente:

“En el mismo día, reunido el Ayuntamiento con los párrocos de Armariz, Loña y S. Martín de Nogueira, y los mayores contribuyentes del Distrito en cumplimiento de la circular del Sr. Jefe Político de la Provincia para llevar a efecto el Art. 2º de la instrucción para la clasificación de los caminos del distrito, y su división en 1º y 2º orden, acordó:

Que se procediese a la formación del itinerario que dicho artículo previene  a cuyo efecto se hizo el siguiente sin perjuicio de que cuando esté formado el modelo del itinerario lo arregle a él, cuanto que para la adjudicación del mismo conviene el preparar los trabajos que deben contener dicho itinerario en el término del mes prefijado, y que van ya pasados los quince días del término dicho.

Itinerarios:

1º- Uno de primer orden por la montaña desde la Capital a Monforte, por conocerlo antiquísimo y de primera necesidad en el distrito. Y desde S. Esteban, de donde se separa éste, otro hacia Trives por Santa Cristina.

2º - Otro que se dirige desde la Capital a la Provincia de Lugo por los Peares, también de continuo tránsito y urgente necesidad.

3º- Otro que desde la barca de la Costria y Pasage, a Maceda. También de continuo tránsito y necesidad para la comunicación de Ferias, exportación e Importación de ganado y otros efectos.

Que son los que por ahora se consideran necesarísimos, sin perjuicio de adicional algunos otros que tendrán mucho beneficio a varios pueblos de la Alcaldía.

Quedan señalados los que se conocen de 2º orden, los que existen, con las modificaciones y direcciones que tenga a bien hacer y darles la corporación y demás particulares, según la real instrucción, cuando lo tenga a bien.

Acto continuo se mando sacar copia de este itinerario y de que se publicase por el término de quince días en el Ayuntamiento y paraje más público para los efectos correspondientes presento, que la publicación principió en el día 1º de Julio, firmado el Sr. Alcalde y demás individuos, y certifico.

Acto continuo se acordó adicionar de 1er. Orden el que dirige desde la Capital a Sta. Cristina y Caldelas por Loñoá y Carballo de Portela.

Así mismo, atendiendo a la distancia de Ferias comarcales para las atenciones de la Alcaldía, siendo las más cercanas Maceda y Orense, que distan cinco largas horas de camino, a excepción de la de Peroja interceptada por el río Miño, con la dificultad de los caminos de difícil tránsito, y hallarse este ayuntamiento  con una situación bastante favorable para la aproximación y transito a los caminos de 1er. orden que cruzan el distrito, ofreciendo por este motivo el abasto de especies necesarias y que concurrirán de las inmediaciones, así como la venta de alguno que necesita beneficiar para la adquisición de aquellas.

Han por conveniente el solicitarla para el día veinticinco de cada mes, comisionando al efecto para que haga todas las diligencias concernientes, a obtener la gracia de una feria para toda clase de ganados nacidos en el país y más especies, al procurador Síndico de la alcaldía D. Francisco Lorenzo, a quien se le faciliten los recursos necesarios al caso.

Firman y Certifico

Añadiendo que conseguida la gracia sirvan los productos de la enunciada feria para menos repartir en la contribución de consumo perteneciente a la Alcaldía.”

Vendedoras de cestos camino de la feria

Una vez presentada la solicitud, la corporación contesta a un oficio remitido por lo que sería el Gobernador Civil hoy en día, que entonces era el Jefe Civil, para precisar el cumplimiento de las condiciones necesarias para la concesión. Así, en la reunión del pleno del 19 de diciembre de 1848, toman el siguiente acuerdo contestando a las cuestiones planteadas y recogidas por la ley.


“Reunida en su mayoría la corporación se acuerdan:

Se contesta al oficio fecha siete del corriente remitido a la misma por el Sr. Jefe Civil de Baldeorras relativo a los particulares que contiene sobre la pretensión de la feria que el número de vecinos de esta Alcaldía es de mil útiles sin contar a los pordioseros.

2º Que los objetos y frutos que constituyen la principal riqueza, son vino en la mayor parte, castañas, maíz, centeno, algunas legumbres menudas, ganado vacuno, lanar y cabrío, estas dos clases en pequeña parte.

3º Que los mercados y ferias, son en Maceda distante cuatro leguas, en Orense distante tres de muy mal camino y la Peroja igual distancia, río Miño en medio y todo mal camino.

4º Que ninguna clase de perjuicios puede seguirse a las ferias inmediatas, y al contrario, un beneficio notorio a los naturales y confinantes por la ventaja de vender en la inmediación lo que por distancia no pueden llevar a otros puntos

5º Que desde las ocho de la mañana hasta las cuatro de la tarde se considera la duración de la feria en los días veinticinco de cada mes.

6º Que los puntos más a propósito para la celebración de la feria son el lugar de Espartedo o el de Luintra en que se hace Ayuntamiento, lo cual deja la Corporación a elección del Señor Jefe Civil.

Así lo acordaron, firman, de que certifico”.

Escena de feria de los años 50s

Una vez obtenida la autorización para la celebración de la feria, el pleno de la corporación refleja en su sesión de 27 de mayo de 1849 dicha concesión, solicitando la publicación en el Boletín Oficial de la Provincia para ratificar su legalidad. También establece la obligatoriedad de asistencia de todos los vecinos, responsabilizando a los alcaldes pedáneos del control de sus respectivas parroquias para que dicha asistencia se cumpla. El acuerdo es reflejado como sigue:


“Reunido el Ayuntamiento en su mayoría acordó la aprobación del acta anterior y que se oficiara al Señor Jefe Superior Político de la Provincia para que mandara insertar en el Boletín Oficial el anuncio para la celebración de la Feria el 25 del entrante Junio en el lugar de Luintra con las condiciones siguientes:

Cada vecino tendrá obligación, bajo la multa de ocho reales, a presentarse en cada uno de los días en que se celebre dicha feria con ganados o cualquier otra cosa que tenga, desde las diez de la mañana hasta las cuatro de su tarde, aplicando los productos de estas multas a lo que se determinará con la supuesta aprobación.

Los pedáneos de cada Parroquia, o quien los represente, harán un exquisito recuento bajo su responsabilidad entre las diez y once de cada día.

Queda obligado el pueblo de dicho Luintra a dar el local necesario para la mencionada feria sin que en tiempo alguno pueda pedir retribución alguna. Ningún propietario podrá formar tendal sin expresa licencia del Ayuntamiento.

Queda responsable de facilitar el local correspondiente para dicha feria Don José Gómez, Teniente de Alcalde segundo. Firman y certifico como Secretario interino. Asimismo que los productos de la feria son comunicables a todos y cada uno de los vecinos de la Alcaldía.”

Pulpeira - Años 60s
En la sesión ordinaria del ayuntamiento celebrada el 15 de junio de 1849 se pone de manifiesto el interés de la corporación para que la feria se consolide y no ocurra como la que en épocas anteriores pudo existir, pero que se extinguió por falta de concurrencia. Para conseguir este objetivo se dicta una orden por la que deben asistir todos los vecinos a la feria bajo multa de ocho reales a quien lo incumpla. Para que dicha orden se haga pública se entregan hijuelas a los alcaldes pedáneos a fin de que la hagan pública en sus respectivas parroquias.


“Reunido el Ayuntamiento en este día y en su mayoría, acordó el despachar las hijuelas correspondientes para la concurrencia de los vecinos a la feria en el día 25 del actual, con la imposición de la multa de ocho reales al vecino que no concurra, las que se entregaron a los pedáneos de las Parroquias de lo que se dé parte al Sr. Jefe Político para la exacción de la multa a los omisos, firma y certifico.”

Los productos curados del certo soy hoy una constante en las ferias

Con la celebración de la primera feria se pondrían de manifiesto ciertos problemas de organización y necesidades que posteriormente se irán solventando. Ejemplo de ello, y teniendo en cuenta que la primera feria se celebró el 25 de junio de 1849 y la segunda el siguiente mes de julio, donde previsiblemente el calor apretaba fuerte, se pone de manifiesto la petición de los feriantes que solicitan algunas comodidades, que por otra parte serían normales en otras ferias, como la instalación de toldos que protegieran del fuerte sol o de una lluvia imprevista.


Atendiendo estas peticiones, el ayuntamiento en su sesión del 27 de julio de 1849 acordó:

“Reunido el Ayuntamiento en sesión ordinaria en este día, se acordó poner en conocimiento del Sr. Jefe Político para la adición al presupuesto de 800 reales para la fabricación de toldos para la nueva feria.”

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A falta de documentar con las oportunas publicaciones en el Boletín Oficial de la Provincia los anteriores acuerdos, que pienso hacer en mi próxima visita a Orense, creo que queda suficientemente acreditada la fecha de inicio de la feria de Luintra.

 En el periódico La Zarpa del 4 y 12 de junio de 1926, aparece el siguiente anuncio:

“Aviso Importante
El Pleno del Ayuntamiento de Nogueira de Ramuín acordó, por unanimidad, ampliar la feria que en Luintra, capitalidad del municipio, se viene celebrando los días 25 de cada mes, creándose con tal objeto premios para los mejores ejemplares de ganado vacuno que se presenten.- La Comisión.”

El éxito de la feria parece acreditado, con sus altos y bajos, por su pervivencia hasta la actualidad. Tal vez fruto de ese relativo éxito fue la ampliación de su celebración a los días 11 de cada mes. Revisando la hemeroteca, concretamente El Criterio Gallego, número 23, de 8 de mayo de 1893, he tenido conocimiento del siguiente anuncio:

“El día 11 de cada mes, sea o no festivo, se celebrará en el pueblo de Luintra, distrito de Nogueira de Ramuín, una feria libre de toda clases de derechos.”

Desconozco la vigencia de la celebración de las ferias en Luintra los días 11 de cada mes, y las circunstancias que impulsaron su creación. El análisis de las actas municipales seguramente aclarará algunas de estas preguntas. Tal vez en mi próxima visita al ayuntamiento pueda llevar a cabo dicho estudio.


Tratantes de ganado

Los lectores que no hayan leído la primera parte de este artículo, pueden encontrarlo en el siguiente enlace:



La Feria de Luintra - Su gente



NOTA: Algunas de las fotos  que ilustran este artículo han sido tomadas de libro:

De Garabás e Maside: Os Tratantes, Chaláns ou Corredores de Gando - Xosé Ricardo Rodríguez Pérez

La demás proceden de distintas páginas de internet de las que no he podido identificar su origen.
 

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