Festividad de San Cristóbal
San Ramón es la fiesta mayor de la parroquia, aunque San Cristóbal, que es nuestro patrón, celebra su festividad el 10 de julio, siendo la segunda fiesta parroquial en importancia. Desde mi salida del pueblo allá por 1959, a la edad de nueve años, no había vuelto a estar presente en la celebración de esta señalada fecha, siendo mis recuerdos de niño relativos a la misma prácticamente nulos. Mis visitas al pueblo en las vacaciones anuales han sido casi exclusivamente en el mes de agosto. Finalmente he podido satisfacer mi curiosidad estando presente en esta fecha y participando en la celebración.
San Ramón es la fiesta mayor de la parroquia, aunque San Cristóbal, que es nuestro patrón, celebra su festividad el 10 de julio, siendo la segunda fiesta parroquial en importancia. Desde mi salida del pueblo allá por 1959, a la edad de nueve años, no había vuelto a estar presente en la celebración de esta señalada fecha, siendo mis recuerdos de niño relativos a la misma prácticamente nulos. Mis visitas al pueblo en las vacaciones anuales han sido casi exclusivamente en el mes de agosto. Finalmente he podido satisfacer mi curiosidad estando presente en esta fecha y participando en la celebración.
Imagen precesional de San Cristóbal |
Para leer el artículo completo clicar en "Seguir leyendo" que figura a continuación.
Nuestro párroco D. José explicó en su homilía a grandes
rasgos la vida del santo. Para quienes no estuvieron presentes en la misa y
como recordatorio para el futuro, paso a resumir brevemente lo que se sabe, o
la tradición dice, de su persona.
El nombre de Cristóbal se deriva del griego Christóforos,
que viene a significar "Portador de Cristo". Parece que murió
martirizado en tiempos del emperador romano Decio, que reinó entre los años 249
y el 251, por lo que se deduce que vivió en el siglo III. Los hechos de su vida
han sido trasmitidos por la tradición cristiana, no contando con confirmación
histórica. Hay quien piensa que lo que se cuenta de San Cristóbal en realidad
es una adaptación latina de ciertos hechos de la vida de San Menas, una santo
egipcio, adorado por los cristianos coptos. En cualquier caso, a la luz de la
fe cristiana, cualquiera que sea la realidad no cambia para nada el mensaje y
valores que nos trasmite San Cristóbal.
Dice la tradición que Cristóbal se llamaba originariamente Reprobus, habiendo nacido en Canaan. Era de una estatura que excedía ampliamente lo normal, superando los dos metros y treinta centímetros, estando dotado al mismo tiempo de una gran fuerza física. Orgulloso de sus cualidades, pensó que no podía servir a quien no fuera digno de él, por lo que buscó el rey más poderoso conocido para entrar a su servicio.
Estando ya al servicio del rey más poderoso de las tierras allí conocidas, vio que este rey se santiguaba temeroso cuando le nombraban al diablo, por lo que dedujo que el diablo era el verdadero príncipe de este mundo, ya que incluso el hombre más poderoso lo temía. Decidió entonces servir al diablo, por lo que solicitó la ayuda de un brujo para que lo acompañara en su búsqueda. En su camino pasaron junto a una cruz, y el brujo, temeroso, la evitó desviando su camino. Extrañado por esta actitud, Cristóbal le preguntó al brujo si temía la cruz, a lo que el brujo le dijo que no, que a quien temía era a Jesucristo que había muerto en la cruz. Intrigado por la respuesta, le preguntó si el diablo también temía a Cristo, a lo que el brujo le contestó que el demonio temblaba a la sola mención de la cruz donde murió Jesucristo. Asombrado por esta respuesta, vio que estaba buscando a la persona equivocada, por lo que abandonó al brujo y se puso a buscar a Cristo, que sin duda era el más poderoso y merecedor de sus servicios.
Preguntaba a todo el mundo donde podría encontrar a Cristo, pero nadie sabía darle indicaciones concretas. Finalmente conoció a un ermitaño que lo instruyó en la fe cristiana, pero Cristóbal continuaba obsesionado con la idea de servir a Cristo, preguntando continuamente donde lo podría encontrar. El ermitaño le dijo que un medio de servirlo era la penitencia, el ayuno y la meditación, a lo que Cristóbal le dijo que no estaba dispuesto a ese tipo de vida, ya que no lo consideraba adecuado a su persona y sus cualidades. El ermitaño le dijo entonces que podría servir a Cristo ayudando a otra gente a cruzar un peligroso río, el cual se cobraba muchas vidas entre quienes intentaban cruzarlo debido a las fuertes corrientes del agua de su cauce, lo que sin duda satisfaría a Cristo. Cristóbal estimó que esta misión era más digna de su persona y se puso al servicio de quien quería cruzar el peligroso río.
Después de un tiempo ayudando a la gente, y preguntando a todos si sabían dónde podría encontrar a Cristo, un día se presentó un niño que le pidió que lo llevase a la otra orilla. Siendo un niño quien le pedía ayuda, no se le ocurrió hacerle la pregunta que repetía a todo el mundo. Durante la travesía iba notando cada vez más peso, de forma que a pesar de su fuerza descomunal difícilmente podía con él. Cuando hubo llegado a la otra orilla le dijo al niño:
Dice la tradición que Cristóbal se llamaba originariamente Reprobus, habiendo nacido en Canaan. Era de una estatura que excedía ampliamente lo normal, superando los dos metros y treinta centímetros, estando dotado al mismo tiempo de una gran fuerza física. Orgulloso de sus cualidades, pensó que no podía servir a quien no fuera digno de él, por lo que buscó el rey más poderoso conocido para entrar a su servicio.
Estando ya al servicio del rey más poderoso de las tierras allí conocidas, vio que este rey se santiguaba temeroso cuando le nombraban al diablo, por lo que dedujo que el diablo era el verdadero príncipe de este mundo, ya que incluso el hombre más poderoso lo temía. Decidió entonces servir al diablo, por lo que solicitó la ayuda de un brujo para que lo acompañara en su búsqueda. En su camino pasaron junto a una cruz, y el brujo, temeroso, la evitó desviando su camino. Extrañado por esta actitud, Cristóbal le preguntó al brujo si temía la cruz, a lo que el brujo le dijo que no, que a quien temía era a Jesucristo que había muerto en la cruz. Intrigado por la respuesta, le preguntó si el diablo también temía a Cristo, a lo que el brujo le contestó que el demonio temblaba a la sola mención de la cruz donde murió Jesucristo. Asombrado por esta respuesta, vio que estaba buscando a la persona equivocada, por lo que abandonó al brujo y se puso a buscar a Cristo, que sin duda era el más poderoso y merecedor de sus servicios.
Preguntaba a todo el mundo donde podría encontrar a Cristo, pero nadie sabía darle indicaciones concretas. Finalmente conoció a un ermitaño que lo instruyó en la fe cristiana, pero Cristóbal continuaba obsesionado con la idea de servir a Cristo, preguntando continuamente donde lo podría encontrar. El ermitaño le dijo que un medio de servirlo era la penitencia, el ayuno y la meditación, a lo que Cristóbal le dijo que no estaba dispuesto a ese tipo de vida, ya que no lo consideraba adecuado a su persona y sus cualidades. El ermitaño le dijo entonces que podría servir a Cristo ayudando a otra gente a cruzar un peligroso río, el cual se cobraba muchas vidas entre quienes intentaban cruzarlo debido a las fuertes corrientes del agua de su cauce, lo que sin duda satisfaría a Cristo. Cristóbal estimó que esta misión era más digna de su persona y se puso al servicio de quien quería cruzar el peligroso río.
Después de un tiempo ayudando a la gente, y preguntando a todos si sabían dónde podría encontrar a Cristo, un día se presentó un niño que le pidió que lo llevase a la otra orilla. Siendo un niño quien le pedía ayuda, no se le ocurrió hacerle la pregunta que repetía a todo el mundo. Durante la travesía iba notando cada vez más peso, de forma que a pesar de su fuerza descomunal difícilmente podía con él. Cuando hubo llegado a la otra orilla le dijo al niño:
-"Nunca he estado en mayor peligro en mi vida que
cruzando este río contigo.
Ni el mundo entero me hubiera pesado tanto como lo has hecho tú".
El niño le contestó:
Ni el mundo entero me hubiera pesado tanto como lo has hecho tú".
El niño le contestó:
-"No solo has llevado el mundo entero a tus espalda,
sino también a quien lo creó. Yo soy Cristo, tu Rey, a quien tú has servido. Me
buscabas y me has encontrado. A partir de ahora te llamarás Cristóbal
(Cristóforo, el portado de Cristo) y cuando ayudes a la gente a cruzar el río,
me estarás ayudando a mí".
Después de esta conversación el niño desapareció.
Después de esta conversación el niño desapareció.
Cristóbal fue bautizado en Antioquía, convirtiéndose en un entusiasta predicador de la fe cristiana en la región de Licia y la isla de Samos, en Asia Menor, que hoy corresponden a la costa mediterránea de Turquía. Cuando estaba en Antioquía predicando el evangelio fue encarcelado por Dagón, el gobernador de esta región. Este gobernante trató de ganárselo para su causa, intentando que se retractara de sus creencias y realizara sacrificios a los dioses paganos. Cristóbal se negó, enviándole entonces Dagón dos bellísimas cortesanas, Niceta y Aquilina, para tentarlo y convencerlo de que renunciara a su fe. Cristóbal no solo se mantuvo en sus creencias, sino que milagrosamente convirtió a las dos cortesanas a la fe cristiana. Viendo Dagón la imposibilidad de convencerlo para que renunciara a su fe, lo condenó a muerte después de torturarlo, siendo finalmente decapitado junto a las dos cortesanas conversas.
San Cristóbal es el patrón de los viajeros y conductores. En un momento u otro creo que muchos de nosotros hemos llevado alguna imagen de San Cristóbal en el salpicadero de nuestro coche, bien porque la hayamos comprado o porque alguien querido nos la haya regalado.
En este año 2017 la celebración de la festividad de San Cristóbal no ha contado, en su vertiente profana, con la concurrencia y brillantez de tiempos pasados. El descenso y envejecimiento de la población, consecuencia de una intensa emigración, así como el hecho de que los residentes en otras poblaciones generalmente no vienen de vacaciones hasta el mes de agosto, hacen que la participación de público sea muy inferior a la que habitualmente asiste a la fiesta mayor de San Ramón.
Se inició la celebración el viernes, día siete, con una verbena animada con disco-música y servida por el bar de la comisión de fiestas. El sábado por la mañana el grupo de gaiteros "Airiños de Caldelas" recorrió los distintos lugares de la parroquia en un animado pasacalles.
La celebración religiosa, por el contrario, se sigue desarrollando como en tiempos pasados. El sábado día 8 de julio, a la una de la tarde, se inició la procesión desde la capilla hasta el souto de San Ramón, anunciada con repique de campanas y acompañada por los acordes tradicionales del grupo de gaiteros.
Abría la comitiva la gran cruz parroquial seguida por la imagen de San Cristóbal portado en andas por cuatro convecinos. Siempre ha sido considerado un honor poder ser uno de los portadores, procediéndose a varios relevos para permitir que aquellos que lo deseen puedan demostrar su devoción. Antiguamente incluso se subastaban las andas, buena muestra de la devoción e interés que entonces existía.
A continuación de la imagen marchaba nuestro párroco D. José revestido con las prendas ceremoniales, en este caso, sobre el alba blanca, casulla roja adornada con tres cruces blancas distribuidas verticalmente. Seguía luego el grupo de gaiteros y el resto de asistentes.
Se bajaba la cuesta hasta la Torre, donde llegados a la casa de la Asociación de Vecinos se giraba a la derecha para continuar ya todo recto a través de Armariz hasta el souto de San Ramón. Allí, sobre un estrado instalado al efecto, se había acomodado el altar a la sombra y protección de un castaño centenario, franqueado a la izquierda por la imagen procesional de San Cristóbal, y a la derecha por la gran cruz parroquial insertada en su pedestal.
La misa de campaña fue seguida con devoción por la gran concurrencia de vecinos y visitantes. Terminada la misma se procedió a retornar la imagen del santo nuevamente a su lugar de origen, siendo llevado de nuevo en procesión en sentido inverso. Me cupo el honor de haber sido uno de los porteadores durante un corto trayecto.
La comisión de fiestas organizó una comida de hermandad en la que participaron unas doscientas personas. Se instalaron largas mesas y bancos en la explanada del souto, compartiendo todos unos agradables momentos de sana convivencia y buen humor. Es de destacar la participación de nuestro párroco en todos los actos, compartiendo con sus feligreses estos momentos de alegría, haciendo gala de sus dotes musicales.
Después de la sobremesa se rifó un jamón por la comisión de fiestas. Terminada la comida, unos se fueron a sus casas a descansar, otros continuaron en el bar instalado en el ferial, hasta que al atardecer comenzó la verbena que se prolongó hasta pasada la medianoche. El baile, que fue muy participativo, estuvo animado por dos intérpretes vocalistas, el Dúo Similares, una pareja que unía a su buen hacer musical unas buenas dotes interpretativas.
El lunes, día 10 de julio, fue la festividad eclesiástica del santo. Se celebró una misa solemne a la una de la tarde, previa procesión en el atrio alrededor de la capilla, acompañada en esta ocasión por el repique de campanas. La celebración estuvo muy concurrida a pesar de ser un día laborable y no contar con la asistencia de visitantes de otros lugares. Terminado el acto religioso, acudieron los asistentes al vermut en el local de la Asociación de Vecinos, donde charlaron animadamente hasta la hora de la comida en que todos se fueron a sus respectivas casas.
El tiempo acompañó todas las celebraciones, despejando los miedos de que el riesgo de tormentas pudieran arruinar los actos previstos. La temperatura fue ideal y la lluvia no hizo acto de presencia a pesar de los negros nubarrones que asomaban por poniente el viernes por la tarde.
Termina así este precipitado relato de una celebración que ha estado presente en nuestro pueblo durante siglos. Estoy convencido de que en esencia ha sido siempre similar, aunque, como es lógico, haya variado la concurrencia según la población de cada época, y la forma de vivir los bailes y demás manifestaciones festivas. Es de desear que estas tradiciones persistan en el futuro, aun sin dejar de reconocer la gran dificultad que ello va a entrañar ante los cambios tan vertiginosos que nuestra sociedad está enfrentando hoy en día. Es de destacar la dirección de los actos por parte de Luisa, de la comisión de fiestas, siempre atenta a resolver los problemas prácticos y organizativos imprevistos que siempre se presentan.
Bienvenida al campo de la fiesta |
Preparación del bar de la Comisión de Fiestas |
Pasacalles del grupo de gaiteros Airiños de Caldelas |
Otro momento del pasacalles matinal |
Salida de la procesión |
Procesión en su recorrido |
Procesión acompañada por los gaiteros |
Momento del recorrido de la procesión a través de Armariz |
Misa de campaña en el souto de San Ramón |
Procesión de retorno de la imagen a la capilla |
Otro momento de la procesión de retorno |
Celebración de la comida de hermandad en el campo de la fiesta |
Animada sobremesa en la comida de hermandad |
Mi tia Manuela y su amiga Maruja |
Momento previo al comienzo del baile |
David repicando las campanas para la procesión |
Salida de la procesión en el atrio de la iglesia |
Procesión en el atrio de la iglesia |
Asistentes al vermut el día de San Cristóbal |
Asistentes al vermut que acumulan muchos años de recuerdos |
No hay comentarios:
Publicar un comentario